
El PSOE está podrido: Sánchez, Cerdán y la prensa del régimen
La opinión de Javier García Isac de hoy, viernes 20 de junio de 2025
El PSOE está podrido. No hay otra forma de decirlo sin traicionar la verdad ni dulcificar lo que es ya un clamor nacional. Lo que estamos viviendo no es una crisis puntual, no es una excepción ni una anécdota: es la confirmación de que el Partido Socialista se ha convertido en una estructura corrompida hasta la médula, una organización política que ha confundido la gestión pública con el latrocinio sistemático, y la política con el chantaje, la mentira y la impunidad.
Ahora, con el escándalo del caso Cerdán y las revelaciones explosivas de la UCO, intentan escenificar una falsa regeneración. Expulsan a José Luis Ábalos, el fontanero mayor del sanchismo, como si no hubiese sido durante años el brazo ejecutor del presidente. Y Santos Cerdán, el hombre que negociaba con ministros, que organizaba tramas logísticas con Koldo, que manejaba influencias, contratos y comisiones desde Ferraz como si fuera su cortijo personal, entrega el acta, pero no dimite de nada. Solo cambia de butaca, como buen socialista que se protege bajo la sombra del partido.
Y como colofón a este teatro miserable, nos presentan una especie de “comité de emergencia”, un simulacro de limpieza interna formado por el propio Pedro Sánchez —el jefe de todo este entramado—, Cristina Narbona, Ana María Fuentes, Montse Mínguez y Borja Cabezón. ¡Qué insulto a la inteligencia del ciudadano! Todos ellos colaboracionistas del régimen sanchista, fieles al líder supremo, leales a la causa de mantenerse en el poder al precio que sea. ¿Qué limpieza puede hacer una camarilla que ha formado parte activa del problema? ¿Cómo pueden ahora aparecer como inquisidores los mismos que hasta hace dos días blindaban a Cerdán, a Koldo, a Leire Díez y compañía?
La respuesta es clara: no se trata de regenerar, sino de aguantar. Esconder el hedor del pozo, maquillar la corrupción estructural que ya no pueden negar, colocar unos parches antes de que reviente por completo el sistema. Pedro Sánchez no busca limpiar el partido: busca sobrevivir. Y para eso se rodea de afines, de obedientes, de fieles ejecutores del relato, porque lo único que le importa es el relato. El relato y el poder.
Pero si hay algo más nauseabundo aún que el espectáculo que nos brinda el PSOE, es el papel de la prensa colaboracionista, esa infantería mediática que ha sido cómplice necesaria de este régimen. Porque sin ellos, sin los Javier Ruiz, los Jesús Cintora, las Silvia Intxaurrondo, las Ana Pardo de Vera, sin esa maquinaria del fango bien engrasada por las subvenciones, por las tertulias, por los pactos en la sombra con Moncloa, todo esto habría estallado mucho antes.
Ellos son la auténtica máquina del barro. No esos medios valientes que han investigado, que han contado, que han dado la cara frente al régimen, mientras eran insultados como “pseudomedios” por los pastores mediáticos del sistema. No. Los verdaderos fabricantes de lodo son esos periodistas con carné, que se presentan como informadores neutrales mientras tapan con cinismo y arrogancia la corrupción del poder, demonizan a la oposición, y blanquean día tras día al presidente más autoritario, corrupto e impune de la democracia.
El caso Cerdán no es un caso aislado. Es la punta del iceberg de un entramado criminal que afecta al PSOE como estructura y a Pedro Sánchez como máximo responsable político. No basta con cortar alguna cabeza de turco. Debe caer Sánchez. Debe investigarse el conjunto del aparato. Debe disolverse un partido que ha degenerado en una red clientelar, mafiosa y parasitaria que opera desde las instituciones para proteger a los suyos y castigar a los que se atreven a denunciar.
Y cuando llegue ese día, también deberán rendir cuentas esos periodistas obedientes, que por cobardía, por interés o por sectarismo han traicionado su deber, han silenciado la verdad y han vendido su voz al mejor postor. No hay regeneración posible sin limpieza profunda. Y esa limpieza empieza por decir lo evidente: el PSOE está podrido.
Y quien lo encabeza, Pedro Sánchez, debe caer. Porque ya no es el caso Koldo, ni el caso Ábalos, ni el caso Cerdán. Es el caso PSOE. Es el caso Gobierno de España. Y cada día que pasa sin actuar es un día más de vergüenza para nuestra democracia.
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