El PP y su fobia a Vox: el miedo que llaman “responsabilidad”

Miguel Tellado, el flamante secretario general del Partido Popular, ha estrenado su cargo con la misma receta que su predecesora: decir que Feijóo no pactará con Vox, aunque eso suponga repetir elecciones una y otra vez hasta que salga en las urnas una mayoría absoluta que solo existe en su imaginación y en la de sus asesores de Génova. Y lo dicen sin rubor, convencidos de que repetir elecciones y bloquear el país es la máxima expresión de “responsabilidad” y “seriedad” que el PP puede ofrecer a los españoles.

Tellado, con sonrisa de niño aplicado, proclama que “no habrá coalición con Vox” y se queda tan ancho. Y mientras tanto, en ese mismo discurso, denuncia que Pedro Sánchez lidera un “Gobierno de centro penitenciario” repleto de ministros investigados, imputados o señalados por la corrupción y el tráfico de influencias, pero, eso sí, cuando se trata de gobernar España, el PP prefiere antes que les sostenga ese PSOE que tachan de corrupto, a formar un gobierno de coalición con Vox, el único partido que defiende sin complejos la unidad de España, la derogación de la Agenda 2030 y la seguridad en las calles.

Porque el votante debe tenerlo claro antes de depositar su voto: el Partido Popular, en su infinita cobardía, está dispuesto a pedirle al PSOE que se abstenga para facilitar su investidura, con tal de no pactar con Vox. El mismo PSOE al que critican todos los días, el mismo PSOE de la amnistía, de la traición a la soberanía nacional, de la corrupción, del asalto al poder judicial, del desmantelamiento de la Guardia Civil en Navarra, de los pactos con Bildu y los separatistas, es preferible para el PP antes que aceptar un gobierno de coalición con Abascal. Así de claro.

Lo llaman “proyecto serio y responsable”, pero no es más que el miedo a la izquierda mediática, el complejo de la derechita acomplejada, el temor a que Bruselas, el Ibex o el diario de turno les llame “extrema derecha”. Y por evitar ese titular, el PP está dispuesto a repetir elecciones cuantas veces sea necesario, mientras miles de españoles siguen padeciendo la ruina, la inseguridad, la inmigración ilegal descontrolada y las políticas sectarias de la izquierda. Al PP le da igual, porque su prioridad no es echar al sanchismo, sino proteger su propio chiringuito y no mancharse con un socio incómodo que les recuerde lo que un día fueron.

El Partido Popular pretende seguir mareando a su electorado con promesas de cambios que nunca llegan, mientras insisten en que hay que echar a Sánchez, pero no están dispuestos a asumir que eso solo será posible con Vox, con un pacto que garantice la derogación de las leyes ideológicas de la izquierda y la recuperación de España. Porque el PP ni quiere, ni puede, ni se atreve a gobernar en solitario. Pero tampoco quiere gobernar con Vox. Prefieren la nada, el vacío, la repetición electoral, la inestabilidad, antes que ceder a la presión de sus votantes que exigen firmeza y valentía.

No hay mayor fraude que presentarse a unas elecciones diciendo que se quiere echar a Sánchez, mientras se dejan abiertas las puertas para que el PSOE les sostenga desde fuera y se cierran todas las posibilidades de coalición con Vox. Y los votantes deben saberlo: si después de votar al PP se encuentran con que la condición para gobernar es que Abascal se aparte y Vox no entre en el gobierno, que no digan que no fueron advertidos.

El PP se dedica a pedir el voto “para echar a Sánchez” mientras sus dirigentes se dedican a tender puentes con el PSOE y a cerrar las puertas a Vox. Es un fraude político, una estafa moral y una estrategia que solo beneficia al sanchismo, porque refuerza la narrativa de que Vox es “el problema”, cuando el verdadero problema es el complejo de quienes se niegan a pactar con ellos.

Feijóo y Tellado deberían recordar que en política, como en la vida, no se puede tener todo: o se gobierna, o se repiten elecciones indefinidamente. Y repetir elecciones, con el país en ruinas y con Sánchez aferrado al poder, no es “serio” ni “responsable”. Es de cobardes.

El PP tiene que elegir: o seguir engañando a sus votantes con la cantinela de la “mayoría absoluta imposible” o aceptar de una vez que, si quiere echar al sanchismo, necesitará a Vox. Todo lo demás es humo y traición.