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Un grupo de personas sonríe y ondea banderas vascas en una plaza durante un evento público
OPINIÓN

El PNV: el partido de los negocios vascos que apuntala la corrupción de Sánchez

¿Qué ganan estos empresarios vascos vinculados al PNV en toda esta historia?

Decir PNV es decir negocio, opacidad y traición. El llamado Partido Nacionalista Vasco, que algunos siguen calificando de “sensato” y “moderado”, ha demostrado a lo largo de su historia ser especialista en traicionar, incluso a los suyos, al mismo tiempo que se embolsa la parte del león a costa del resto de los españoles.

Los hechos lo confirman. En 1933 apoyaron a la derecha, en 1936 se pasaron al Frente Popular. Comenzada la Guerra Civil, se dividieron: unos se pusieron del lado de Franco y otros del lado de la República, pero cuando las cosas se pusieron feas, no dudaron en pactar con los italianos en Santoña, dejando tirada a la República y entregando intactas todas las fábricas de armas al bando nacional. ¿Por qué? Porque así se aseguraron que tras la contienda no les pasara nada, ni cárcel, ni depuración, ni cuentas pendientes. Solo negocios. Como siempre.

El PNV, el “Partido de los Negocios Vascos”, ha seguido con el mismo modus operandi hasta nuestros días. Pactaron con Mariano Rajoy los Presupuestos Generales del Estado y, apenas unas semanas después, traicionaron al PP para apoyar la moción de censura de Pedro Sánchez, a cambio de que los presupuestos pactados no se tocaran. Todo negocio, nada de principios. Todo por la pasta, nada por España.

Ahora, mientras el sanchismo se descompone, se descubren las conexiones directas entre empresarios vinculados al PNV y el defenestrado Santos Cerdán, el gran negociador en la sombra de Sánchez, el hombre que mantenía viva la legislatura y compraba voluntades separatistas con el dinero de todos.

Los empresarios del PNV y el caso Cerdán

Por un lado, Alejandro Hamlyn, empresario residente en Dubái, buscado por Hacienda por un desfalco de IVA en una trama de hidrocarburos que supera los 150 millones de euros. Este personaje es el protagonista de una llamada filtrada en la que, junto a Leire Díez –la fontanera de Ferraz y enlace de Cerdán– planeaban cómo buscar trapos sucios para destruir a la UCO y al fiscal anticorrupción Alejandro Luzón, el mismo fiscal que ha pedido prisión incondicional para Santos Cerdán. No hablamos de chascarrillos de bar, sino de la cloaca real de la política española.

Por otro lado, tenemos a Antxon Alonso, el testaferro de Cerdán en Servinavar otro empresario vasco vinculado al PNV, que ejercía de intermediario entre Santos Cerdán y el etarra Otegui. Él mismo Otegui reconocía orgulloso que facilitó los contactos entre el PSOE y Bildu, demostrando que las negociaciones con los herederos de ETA no eran fruto de la casualidad, sino de un plan perfectamente diseñado, con el visto bueno de Sánchez.

Porque conviene no olvidarlo: el poder de Sánchez se sostiene sobre dos nombres clave. Primero José Luis Ábalos, que pergeñó y negoció la moción de censura que le llevó al poder. Y después Santos Cerdán, que garantizó la estabilidad de la legislatura comprando el apoyo de separatistas, filoetarras y toda la fauna oportunista del Congreso. Pretender que Sánchez no sabía nada de esto es un insulto a la inteligencia de los españoles.

La política española, emponzoñada

Y surgen las preguntas:

– ¿Qué ganan estos empresarios vascos vinculados al PNV en toda esta historia?

– ¿Qué se les queda entre las uñas en cada operación, en cada contrato, en cada mordida?

– ¿Por qué un empresario se convierte en intermediario entre políticos, si no es para medrar y enriquecerse a costa de todos?

La política española está emponzoñada hasta el tuétano, pero el separatismo, el PNV y su franquicia llamada Bildu no dejarán caer a Sánchez. Hará lo que haga, mientras puedan seguir sacando tajada de los recursos de todos los españoles, seguirán apoyándole. Cuando Sánchez ya no les sea útil, se volverán al PP, que estará encantado de seguir repartiendo migajas con tal de sentarse en Moncloa.

Porque ese es el negocio: mantener el chiringuito vasco a costa de todos, mientras en el País Vasco se siguen tapando escándalos, mientras la justicia mira para otro lado, mientras se silencian las mordidas y se reparten contratos y adjudicaciones a los amiguetes.

Mientras tanto, tú, español de a pie, seguirás pagando la fiesta.

El PNV, siempre el mismo

El PNV nunca ha sido de fiar. Nunca lo será. Su historia es la historia de la traición, de la opacidad, del negocio y del oportunismo. Ha pactado con todos, con Franco, con la República, con el PP, con el PSOE, con quien sea, mientras pueda seguir sacando tajada para mantener su régimen interno y su negocio particular, a costa de la unidad de España y del bolsillo de los españoles.

Ahora sabemos que detrás de Santos Cerdán y de los movimientos más oscuros del sanchismo había empresarios vascos vinculados al PNV, maniobrando para proteger sus intereses, destruyendo a quien se interpusiera en su camino, ya fuera la UCO, el fiscal anticorrupción o el último periodista que se atreviera a investigar.

El PNV, el partido de los negocios vascos, sigue haciendo de las suyas, mientras España se desangra y Sánchez se aferra al poder. Lo que vivimos no es una excepción. Es el sistema corrupto y podrido que nos gobierna. El mismo de siempre.

Y mientras no rompamos con este sistema, mientras no desenmascaremos al PNV, al PSOE y a todos los que forman parte de esta red de corrupción sistemática, seguiremos siendo los tontos útiles que pagamos sus fiestas, sus pactos y sus traiciones.

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