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OPINIÓN

El engaño de las pensiones y la invasión inmigratoria

La opinión de Javier García Isac de hoy, lunes 1 de septiembre de 2025

El gobierno corrupto de Sánchez y sus socios separatistas, filoterroristas y esa amalgama de sopas de letras en decadencia, nos vuelven a tomar por tontos. Ahora nos hablan, sin rubor alguno, de traer a tres millones y medio de inmigrantes en la próxima década para sostener el sistema de pensiones. Una idea que no resiste ni el más mínimo análisis serio y que, lejos de garantizar nada, supondría el hundimiento definitivo del modelo. Es la enésima ocurrencia propia de demagogos e irresponsables.

España tiene hoy más de tres millones de parados y otros tantos compatriotas obligados a buscarse la vida en el extranjero. ¿No sería más lógico —y más justo— que fueran ellos quienes ocuparan esos empleos? ¿No sería más sensato que el Estado pusiera las condiciones necesarias para que los españoles pudieran volver y trabajar en su propio país? Pero no: para este gobierno lo prioritario no es el bienestar de los españoles, sino la ingeniería social.

Expertos de verdad, no propagandistas al servicio del régimen, han advertido con claridad: la llegada masiva de inmigrantes no salvará las pensiones. Muy al contrario, lo que hará será acelerar su colapso. La realidad es tozuda: la mayoría de inmigrantes no están cotizando para sostener el sistema, sino que dependen de él para sobrevivir. Reciben más en ayudas, subvenciones y servicios públicos de lo que aportan. En otras palabras: lejos de pagarnos las pensiones, nos están costando dinero.

La demagogia frente a la realidad

El problema de las pensiones no se resuelve con promesas mágicas, sino con políticas serias: natalidad, empleo estable, eliminación del despilfarro político, fin del modelo autonómico, racionalización del gasto y estímulo de la economía productiva. Todo lo demás es humo.

Pero la agenda del PSOE y de sus socios no va por ahí. Les interesa abrir las fronteras para mantener una bolsa creciente de votantes cautivos. Porque, seamos claros, esto no va de sostener las pensiones: esto va de garantizarse el voto en un futuro no muy lejano, cuando el crecimiento de VOX amenace definitivamente su hegemonía.

Consecuencias irreversibles

Las consecuencias ya las estamos viendo: barrios convertidos en guetos, aumento desbocado de la delincuencia, marginalidad, falta total de integración y, lo más grave, un proceso de sustitución poblacional que adulterará el propio censo electoral. Lo que hoy se nos vende como solidaridad, mañana será la ruina de nuestra convivencia, de nuestra identidad y de nuestro sistema social.

Lo que este gobierno pretende imponer es una auténtica invasión silenciosa, presentada bajo el disfraz de sostenibilidad y solidaridad. Y todo ello mientras se persigue al español de a pie, al autónomo que no llega a fin de mes, al empresario que carga con impuestos asfixiantes, al agricultor abandonado o al pensionista que recibe limosnas tras toda una vida de trabajo.

La inmigración masiva no va a sostener las pensiones, va a reventarlas. No va a traer prosperidad, sino marginalidad. No va a reforzar la convivencia, sino a fracturarla. Es una estrategia política de supervivencia para un gobierno sin futuro, dispuesto a hipotecar España con tal de mantenerse un día más en el poder.

El modelo de pensiones necesita reformas serias, no cuentos chinos. Necesita natalidad, empleo y sentido de Estado, no fronteras abiertas y promesas demagógicas. España no puede sostener ni tres millones y medio más de inmigrantes ni un solo minuto más de este gobierno.

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