Misa funeral en Valencia, la resiliencia ante la adversidad
Por: Patricia Rodríguez
La misa funeral por las victimasde Valencia ha sido un evento que trasciende lo meramente ceremonial, convirtiéndose en un acto de profunda significación para la Comunidad Valenciana después de la catástrofe de la gota fría.
La ciudad, con su rica historia y vibrante cultura, se convirtió en el escenario perfecto para este acto solemne. En Valencia, la gota fría ha dejado su huella en varias ocasiones, generando situaciones de emergencia y desastres naturales. La gota fría es un fenómeno meteorológico que ha afectado a la región de Valencia en varias ocasiones a lo largo de la historia.En 1982, se registraron lluvias intensas que causaron inundaciones significativas en la región. En 1997, el fenómeno volvió a manifestarse con fuerza, provocando daños en infraestructuras y viviendas. Y en el año 2000, Valencia también sufrió las consecuencias de este fenómeno, con lluvias torrenciales que llevaron a la activación de alertas y a la movilización de servicios de emergencia, pero este 2024 se ha convertido en una de las peores tragedias que ha sufrido la población valenciana.
Finalmente, la misa celebrada en la Catedral de Valencia y presidida por el arzobispo Enrique Benavent, pudo contar con la asistencia de los familiares de los fallecidos y la presencia de los Reyes Don Felipe y Doña Leticia. La ausencia del presidente del Gobierno ha dejado patente que “si el pueblo necesita recurso que los pida” o lo que es lo mismo muestra la dejadez de un Gobierno que parece estar poco implicado en una catástrofe de tal magnitud. Ningún ministro iba a presentarse en el acto, aunque finalmente como representación asistieron Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática y María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. A pesar de no tratarse de un funeral de Estado, parecía no tener obligatoriedad de que asistieran miembros del Gobierno. Pero también acudió el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.
Recordemos que en la misa funeral que se celebró en honor a los fallecidos por la COVID-19 que convocó la Conferencia Episcopal Española, también se ausentó el presidente Pedro Sánchez. Al no considerarse funeral de Estado cuestión que tendría que pedirse expresamente por la Presidencia del Gobierno o por la Jefatura del Estado, se lava las manos y no acude a este tipo de celebraciones donde se alaba y se pide la memoria de las víctimas.
Si hacemos memoria desde la Transición se celebraron varios funerales de Estado, el último de ellos se celebró ocho días después de la muerte del expresidente Adolfo Suárez, el 31 de marzo de 2014, y otro de ellos el que tuvo lugar por las víctimas de los atentados del 11-M en 2004. Pero con Sánchez, se modificó el nombre de funeral de Estado, cambiando el nombre por “ceremonia religiosa en recuerdo a los fallecidos”
Suponemos que después de su visita a Paiporta, donde no fue muy bien recibido por los ciudadanos, opta por no aparecer en actos donde pueden abuchearle y recordarle todas las corruptelas socialistas y en especial las que salpican a su familia.
Pero es una verdadera vergüenza que un presidente que se “supone” nos representa a todos los españoles no haga acto de presencia en esta celebración para recordar a las víctimas, las cuales muchas de ellas han perdido la vida por la ineptitud e inanición tanto del Gobierno Central como del Gobierno regional.
Lo único que queda claro es que la resiliencia de pueblo valenciano y de los españoles se pone a prueba en cada episodio, y su capacidad para unirse y enfrentar la adversidad es un testimonio de su fortaleza.
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