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Cinco personas de pie en un escenario al aire libre levantan las manos unidas mientras sonríen y al frente se ven banderas rojas ondeando entre el público en Ferraz
OPINIÓN

Dos años de legislatura: el régimen delictivo de Pedro Sánchez se tambalea

La opinión de Javier García Isac de hoy, jueves 31 de julio de 2025

Se cumplen dos años desde que Pedro Sánchez revalidó su mandato, aferrado al poder con la complicidad de comunistas, separatistas y herederos del terrorismo. Dos años de legislatura que no son sino el reflejo más evidente de lo que es el sanchismo: una forma de poder degenerada, autoritaria, corrupta hasta los tuétanos y completamente ajena a los intereses de España y de los españoles.

Decía Pedro Sánchez que con él se acababa la corrupción estructural. Y tenía razón, aunque no en el sentido que pretendía. Se acabó la corrupción estructural para dar paso a la corrupción total, generalizada, impune, descarada y arrogante. Porque si en algo ha destacado este gobierno ilegítimo ha sido en convertir la mentira en programa político, el saqueo en herramienta de partido y el poder del Estado en el cortijo personal de una familia y de una secta política.

Santos Cerdán: la mano derecha en prisión

Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE y auténtico artífice del aparato que aupó y sostuvo a Pedro Sánchez, duerme en prisión. El auténtico número dos del partido, el hombre de los sobres, los pagos en B, los comisionistas y los enchufes, ha terminado entre rejas. ¿Y qué hace Sánchez? Lo borra con Photoshop. Ya no existió. Como si no hubiera estado aquella noche en el balcón de Ferraz, celebrando la investidura junto a Pedro, Begoña y los suyos. El PSOE actúa como los regímenes comunistas: elimina de la foto a quienes le resultan incómodos. Borrar rostros, sí. Pero no pueden borrar los hechos.

Begoña Gómez: la “primera dama” más opaca de Europa

Mientras Sánchez se pasea por el mundo vendiendo feminismo y transparencia, su mujer, Begoña Gómez, ha sido imputada por corrupción y tráfico de influencias. Utilizó su cargo en la Universidad Complutense para beneficiar a empresarios afines, viajar con ellos, recibir donaciones sospechosas y presionar para adjudicaciones públicas. Lo más grave es que todo lo hizo mientras disfrutaba del privilegio de un DNI diplomático, un escándalo sin precedentes. ¿Para qué necesitaba inmunidad una esposa de presidente si no era para esquivar la ley? ¿Quién firma eso? ¿Quién lo permite?

David Sánchez: el hermano invisible

También David Sánchez, el hermano de Pedro Sánchez, está siendo investigado. Un funcionario fantasma, colocado a dedo, sin asistir a su puesto de trabajo, supuestamente viviendo en un palacete en Portugal, con dinero procedente de una oscura donación de su padre, aunque en verdad residía en casa del aforado Miguel Ángel Gallardo, el ahora diputado y expresidente de la diputación de Badajoz, el que le colocó. Hacienda no comprobó nada. Todo encajó a la perfección, hasta que el castillo de naipes comenzó a venirse abajo. Ahora, los jueces tiran del hilo y lo que asoma es el retrato de una familia que ha hecho de lo público su patrimonio personal. Un régimen de clanes.

El Falcon, la Moncloa y la mentira permanente

Por si todo esto fuera poco, hemos conocido que Pedro Sánchez utiliza el Falcon no sólo como avión oficial, sino como medio de transporte privado para asuntos familiares, vacacionales y de partido. Lo mismo va a Doñana que al concierto de The Killers en Castellón, a un mitin o a ver a la familia. La Moncloa es un plató, un resort, un cuartel electoral y un búnker desde el que se maneja la propaganda. El Falcon no es ya símbolo del poder, sino de su desvergüenza.

El intento de desviar la atención: Noelia Núñez y Montoro

Acorralado por los escándalos, el régimen sanchista activa su maquinaria para desviar la atención, y movilizar a sus fontaneros. Primero, la diputada del PP Noelia Núñez y un currículum inventado que nunca fue. Después, el caso de Cristóbal Montoro, reabierto siete años después, sin filtraciones, sin pruebas concluyentes, pero con gran ruido mediático. Todo perfectamente orquestado: la izquierda lanza un caso del PP y los medios del régimen lo amplifican como si fuera el escándalo del siglo. Lo llaman "y tú más", pero en realidad es "yo robo, tú te callas".

Álvaro García Ortiz: el fiscal general del PSOE

A esta red de corrupción e impunidad hay que sumar al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, convertido en abogado defensor de Pedro Sánchez, su esposa y su entorno. Ha utilizado su cargo para entorpecer investigaciones, presionar a fiscales, filtrar información a medios afines y proteger la impunidad del régimen. Su nombramiento, ya cuestionado por el Supremo, no fue casual: es el cortafuegos del sanchismo en toga.

El despertar del pueblo español

Pero no todo son sombras. En estos dos años también ha ocurrido algo esperanzador: una parte cada vez más amplia del pueblo español ha despertado. Ha comprendido la magnitud del saqueo, el asalto a las instituciones, la demolición del Estado de Derecho y la amenaza a la unidad nacional. Porque este gobierno no solo roba: también pacta con quienes quieren destruir España, entrega Navarra a Bildu, indulta a golpistas y convierte el Congreso en un búnker contra la disidencia.

Ya no cuela el relato de la ultraderecha, el antifascismo de salón o el progresismo de pancarta. Cada vez más españoles entienden que el PSOE no es un partido democrático, sino una maquinaria de poder autoritario, corrupto, revanchista y sectario.

Un régimen en descomposición

Dos años después, el sanchismo huele a podredumbre. La corrupción no es un accidente, es el sistema. La mentira no es una excepción, es la norma. Y la impunidad no es un error, es su garantía de supervivencia.

Pero hasta los regímenes más podridos acaban cayendo. Y el de Sánchez comienza a crujir por todas partes. La justicia, aunque lenta, avanza. Los escándalos se multiplican. La calle empieza a alzar la voz. Y en cada rincón de España hay un español que ha dicho: "basta ya".

El tiempo del sanchismo se agota. Y con él, el tiempo del PSOE como lo conocíamos. Lo que venga después no será fácil. Pero será necesario.

Porque España no puede seguir siendo rehén de una familia, de una red de corrupción y de un partido que ha traicionado a la nación.

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