
¿Hay jueces que hacen política?
La opinión de Javier García Isac de hoy, lunes 12 de septiembre de 2025
El presidente corrupto Pedro Sánchez, en su última comparecencia, lanzó una afirmación aparentemente inocente pero cargada de veneno: “Hay jueces que hacen política”. La afirmación no era casual, ni fruto de un lapsus. Era un ataque directo a la independencia judicial, una acusación velada contra todos aquellos magistrados y fiscales que osan investigar las cloacas del sanchismo.
Yo convierto esta afirmación en pregunta. La respuesta es sencilla: sí, ha habido jueces que hacían política, pero todos han sido de izquierdas. Nadie representa mejor ese papel que el ex juez prevaricador Baltasar Garzón, expulsado de la carrera judicial por su descarada manipulación de causas y su utilización del estrado como trampolín político y mediático. Garzón fue el prototipo de juez estrella, convertido en héroe de la progresía y que hoy vive de asesorar a dictaduras amigas del socialismo internacional, desde Venezuela hasta Argentina. Ese es el modelo que Sánchez añora: jueces obedientes al régimen, serviles al poder, dispuestos a convertir la toga en pancarta.
La justicia que molesta al PSOE
Cuando un juez actúa con imparcialidad, cuando la UCO de la Guardia Civil presenta informes demoledores contra la familia Sánchez o contra exministros o altos cargos socialistas, el Gobierno no soporta el peso de la verdad. Prefiere entonces desacreditar, insultar y amedrentar. No se tolera la independencia judicial porque supone el fin del blindaje de la corrupción.
El caso de Begoña Gómez, imputada por tráfico de influencias, o el de David Sánchez, hermano del presidente, con un escándalo fiscal y laboral bochornoso, son claros ejemplos. La reacción del PSOE y de sus socios es automática: negar la realidad, atacar a los jueces y presentarlos como marionetas de la “derecha y la ultraderecha mediática”.
Ministros que hacen de jueces
Lo que sí tenemos en abundancia son políticos que hacen justicia. Ministros que, sin pudor, se convierten en jueces y fiscales desde la tribuna o frente a un micrófono.
Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, se atrevió a decir que “la imputación de Begoña Gómez no tiene recorrido alguno, es un montaje”. ¿Quién es Bolaños para dictar sentencia antes de que lo haga un tribunal?
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, proclamaba que “la derecha utiliza a los jueces para intentar tumbar a este Gobierno legítimo”. No se trata de defender la independencia, sino de acusar de conspiración a todo aquel que ose investigar.
Pilar Alegría, portavoz del Ejecutivo, ha repetido hasta la saciedad que “el fiscal general del Estado no tiene por qué dimitir, es un hombre honesto”. Lo dice del mismo Álvaro García Ortiz, señalado por el propio Tribunal Supremo por prevaricación.
Y qué decir de Óscar Puente, ministro de Transportes, convertido en bufón oficial del sanchismo, que insulta a periodistas y magistrados con el mismo desparpajo con el que frivoliza sobre los incendios que han arrasado España.
Todos ellos actúan como jueces y parte, dictando sentencias políticas, absolviendo a los suyos antes de que se dicte resolución judicial alguna, y condenando a quienes investigan la corrupción que asfixia a este país.
La Fiscalía al servicio del poder
El presidente se preguntaba si hay jueces que hacen política, pero calla ante una evidencia clamorosa: hay fiscales que hacen política, y lo hacen al servicio del PSOE. No es casual que el fiscal general sea elegido a dedo por el propio Sánchez y que, desde entonces, la Fiscalía General del Estado se haya convertido en el muro de contención de la corrupción socialista. Lo vimos en el caso Delcy, en el caso Ábalos, en el caso Koldo y ahora lo vemos en la protección descarada a la familia del presidente.
Sí, Sánchez, ha habido jueces que hicieron política, pero todos los de tu cuerda, los Garzones de la vida, los que hoy se pasean en foros internacionales para blanquear dictaduras y regímenes corruptos. Lo que hoy molesta al sanchismo no es que haya jueces que hagan política, sino que hay jueces que hacen justicia. Y esa es la verdadera amenaza para un Gobierno que solo se mantiene en pie gracias a la mentira, la corrupción y la complicidad de los que odian a España.
Mientras tanto, los que de verdad hacen política disfrazados de jueces son tus ministros, tus portavoces y tus feladores mediáticos. Ellos son los que dictan sentencias desde un atril, absolviendo sin pruebas y condenando sin juicios. Y todo para proteger a un presidente que sabe que el día que se haga justicia de verdad, su poder se derrumbará como un castillo de naipes.
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