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Un hombre con barba y expresión seria mirando hacia abajo.
OPINIÓN

José Luis Ábalos: sexo, poder y colocaciones en la cloaca institucional del sanchismo

Por Javier García Isac

Mientras el aparato del PSOE sigue funcionando como una trituradora de dignidad nacional, cada día que pasa se levanta una nueva piedra del lodazal en el que ha derivado la estructura de poder construida en torno a Pedro Sánchez. Y ahí, entre los arquitectos del régimen, destaca uno de sus nombres más turbios, más protegidos y más impunes: José Luis Ábalos Meco, el que fue su mano derecha, su operador político, su organizador de mociones, pactos y traiciones.

Lo que se va sabiendo sobre Ábalos no es solo corrupción política, es una pornografía institucional, una orgía de poder, sexo, dinero público y colocaciones indecentes que retrata con exactitud el estado de podredumbre del PSOE de Sánchez. Una red clientelar sentimental que convierte el Estado en una agencia de empleo para amantes, mientras se usa el aparato institucional como parapeto personal.

Y ahora, gracias a filtraciones judiciales y testimonios recogidos en sede judicial, sabemos mucho más.

Teruel, 2019: un parador, una furgoneta, prostitutas y silencio institucional

La fecha es 30 de noviembre de 2019. El lugar, el Parador Nacional de Teruel. Allí, según consta en un atestado de la Guardia Civil y en la investigación abierta por el Juzgado de Instrucción n.º 3 de Madrid (que investiga el llamado “caso Koldo”), se produjo un encuentro entre empresarios, miembros del entorno de Ábalos y mujeres de compañía.

Uno de los testigos protegidos ha revelado que esa noche una furgoneta con prostitutas llegó al parador, en el marco de una reunión oficiosa organizada por miembros del equipo de confianza del entonces ministro de Transportes. La factura del parador fue abonada por uno de los empresarios implicados en los contratos de emergencia durante la pandemia.

Lo más escandaloso no es solo lo ocurrido —que ya sería suficiente para una dimisión en cualquier país serio—, sino quiénes estaban allí.

Pilar Alegría: ¿delegada del Gobierno o cómplice pasiva?

Entre los asistentes esa noche estaba Pilar Alegría, actual ministra de Educación y portavoz del Gobierno. En aquel momento era delegada del Gobierno en Aragón, y tras las filtraciones no ha tenido más remedio que reconocer públicamente que “durmió aquella noche en el parador de Teruel”.

Ni una explicación más. Ni una palabra sobre los acompañantes. Ni una pregunta sobre las actividades allí desarrolladas. Silencio total, como si los ciudadanos no tuvieran derecho a saber qué hacía una alta responsable del Gobierno en un encuentro rodeado de prostitutas y contratos públicos.

Pilar Alegría no ha sido interrogada. No ha sido apartada. No ha dado explicaciones. Al contrario: ha sido ascendida a ministra portavoz, lo que dice todo del código moral del sanchismo. En el PSOE de Sánchez, el silencio y la complicidad se premian.

Las novias de Ábalos: contratos públicos y sueldos por no trabajar

Otro de los ejes de la investigación judicial apunta a la colocación de al menos tres mujeres con las que Ábalos mantuvo relaciones sentimentales en empresas públicas y organismos institucionales durante su etapa como ministro.

Algunas de estas mujeres, ya identificadas por los medios, fueron colocadas en:

● ADIF

● INECO

● Renfe

● Y otras entidades bajo la órbita del Ministerio de Transportes

Lo más escandaloso ha salido en sede judicial, donde una de las exparejas ha reconocido abiertamente que cobraba un salario pero no trabajaba. Declaró ante el juez que nunca fue requerida para ninguna función, ni conocía el organigrama de la empresa.

Otra de las mujeres confesó que su entrada se produjo tras una comida con el entonces ministro, y que ni siquiera se le había entregado un contrato formal hasta pasadas varias semanas. Todas ellas cobraban sueldos superiores a los 40.000 euros anuales.

Todo bajo protección: ni prensa, ni Fiscalía, ni PSOE

Lo conocido hasta ahora no es producto de la acción del Gobierno ni de la Fiscalía General del Estado, sino de filtraciones, investigaciones independientes y presión mediática fuera del aparato subvencionado.

Ningún medio del entorno del Gobierno ha exigido explicaciones. Ni RTVE, ni La Sexta, ni El País. La historia de la furgoneta con prostitutas en Teruel, el silencio de Pilar Alegría, o los contratos de las novias del ministro no ha aparecido ni un solo día en portada.

Tampoco el PSOE ha exigido responsabilidades. Ábalos fue suspendido de militancia discretamente, pero jamás expulsado. La razón es sencilla: Pedro Sánchez le debe su carrera política a Ábalos. Fue su escudero, su ejecutor, su puente con Bildu, con los separatistas, con los barones. Sin él, Sánchez no habría llegado al poder.

Por eso no lo atacan. Por eso lo protegen. Porque si Ábalos habla, cae el castillo entero.

Conclusión: no es un caso aislado, es el régimen

Lo de Ábalos no es un caso aislado. Es el manual del sanchismo. Un modelo de poder en el que las instituciones se convierten en agencias de colocación, burdeles discretos, plataformas de favores, y centros de encubrimiento.

Un sistema en el que se compra el silencio con cargos, se premia la lealtad con dinero público, y se prostituye el Estado al servicio del líder.

Y mientras tanto, el Gobierno nos habla de “feminismo”, de “ética republicana”, de “regeneración democrática”. Lo único que se regenera aquí es la lista de enchufados, las colocaciones a dedo, y la hipocresía monumental de una élite que ha hecho de la indecencia su razón de ser.

Ábalos es el espejo en el que se refleja todo el PSOE. Y lo que ese espejo devuelve es una imagen tan nauseabunda como real.

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