Honor a los admirables ‘Deplorables’ de Valencia
Por Jesús García – Conde
Hace ya una semana que unos cuantos voluntarios volvimos de Valencia. Dejamos allí camiones de agua, medicinas, productos de limpieza y alimentos varios. No dejamos, interrumpimos el trabajo con amigos y buena gente de Valencia. Y nos trajimos una lección de vida aprendida con nuestros compatriotas valencianos. Este lunes 25 de noviembre Javier García Isac y su equipo de En La boca del Lobo de Informa Radio harán el programa desde allí. Ya que no podré estar con ellos, que esa buena gente de Valencia pueda leer estas letras como homenaje y reciban el abrazo de mi parte de Javier y los suyos.
El supermartes estadounidense nos pilló en Valencia y allí pudimos ver la extraordinaria victoria de Donald Trump. Más allá de cuestiones de detalle, la izquierda caviar, el wokismo de los Clinton, Obama, Scarlett, ay, Scarlett, si todo en ti estuviera a la altura, Clooney, … Kamala y demás compañeros. También habían perdido los hooligans delDemTeamque campean por España, y singularmente Sánchez, Cuca Gamarra, el inefable, Semper, Cayetana.. y un inoportuno Aznar que los días después de la victoria de Trump no perdía la ocasión de meter la pata. Los ‘deplorables’ han, como los había llamado Hilaria en 2016, habían ganado. Los deplorables, sí, gente que había decidido desafiar el marco, defender su tierra, su seguridad, su orgullo, que no se deja lavar el cerebro por idioteces woke, gente que no se deja paralizar por la inacción del Estado ni respeta la institucionalidad cuando las instituciones se bloquean. He conocido algunos de ellos en Valencia y me gustaría que los conocierais vosotros.
Caliu es uno de esos ‘deplorables’ de los que se ha dicho de todo por redes. Yo cuento lo que he visto. Le sigo en redes desde hace tiempo. Y montado desde nuestra furgoseguimos en convoy a su furgonahasta las naves de Alboraya y Paterna que almacenaban la ayuda a los valencianos. Su casal de Orriols se había convertido en una despensa para afectados y centro de equipamiento para voluntarios desde el que salía la ayuda de JuventutsValentia (@joventutsV) a todos los puntos donde se les necesitaba. Acudieron los primeros a ayudar cuando no había llegado nadie. Los ‘ultras’ del Valencia, sí, allí fueron a ayudar por patriotismo, mientras los bien pensantes de la ‘institucionalidad’ esperaban instrucciones. Las cosas como son.
A Cristian lo conocimos repartiendo medicinas, agua y alimentos en Benetusser. No pudiendo llegar entre las montañas de escombros a los puntos de recogida, abrimos la furgo en una esquina y allí repartimos su contenido a la gente que se acercaba pidiendo casi de todo, Cristian vio la furgo desde arriba y reconoció alguna cara de Revuelta, Pablo o César y nos contó su historia. Uno de tantos que habían leído los tuits de Españabola. Nos contó y enseñó en video cómo salvó la vida a dos vecinos tirando desde su habitación unas sábanas anudadas a dos vecinas. Por esto es el “Héroe de Benetusser” Honor
El sábado pasado 16 de noviembre, Alberto y Caliú dejaban las palas y las excavadoras por un momento para coger el megáfono. A España se le defiende con todo. Allí estaban ambos, llamando a la unidad nacional, a los valencianos, a la resistencia, al orgullo, a la defensa de lo suyo, a la dignidad. Allí estaban apoyando a los afectados frente a la riada de negligencia de Sánchez y de incompetencia de Mazón. El fracaso del bipartidismo, autonomista del ‘sistema que nos hemos dado’ es claro. Y es el pueblo el que salva al pueblo, y es al pueblo al que tienen que escuchar. El pueblo estaba allí representado en la Plaza de San Agustín de Valencia.
Al mismo tiempo que Alberto y Cristian tomaban la voz en la plaza de San Agustín, Gasca hacía lo mismo en la Plaza San Juan de La Cruz de Madrid. Acto emotivo con presencia de una víctima venida de Valencia que contó en primera persona su caso. En la mítica, y mutilada plaza madrileña, se habían juntado distintas sensibilidades y manifestantes también de edades distintas. Por encima de todos ellos, unidad, como pedía Gasca en su discurso.
El lunes 18 escribía Alberto Caliu que volvía a la rutina después de varios días sin descansar. La rutina de la que volvía Caliu, eran días interminables ayudando a sus vecinos valencianos, pegado al teléfono, atendiendo en cada llamada casos distintos, una señora que se queda sin agua en casa, un autónomo arruinado porque le ha entrado en su negocio y necesita una bomba de agua para desaguar su local, una residencia de ancianos que se queda sin medicinas… Agotador. Pero en el tuit de Caliu en el que anunciaba el fin de esas vacaciones había tono de tristeza y resignación.
Unidad, patriotismo efectivo derramado a paladas en la nave de Silla. Cuántas horas no habrá hecho Ángel Gallardo para asegurarse de que todo en la nave funcionaba. Cuántos viajes habrá hecho Sergio Pastor para conocer de primera mano cuánta de su gente necesitaba ayuda. Si todos los diputados provinciales fueran como él, otro gallo nos cantaría. Cuántas veces habré visto a Raúl pegando voces con el megáfono para animar a descargar un camión. No puedo contar las veces que habré visto a las chicas de la mesa de recepción de pedidos, apuntar la carga de una furgoneta, llamar a una residencia de algún sitio por si necesitaban ayuda, Susana, Silvana, Cristina, las sandras… Han pasado muchos voluntarios estos días. Todos deberían ser mencionados y me fastidia no poder hacerlo o confundirme con los nombres. Todos lo merecen. No hay tiempo suficiente para agradecer tanto como han hecho y siguen haciendo mientras los madrileños habíamos vuelto.
No hay párrafos suficientes de gracias. Honor a todos. Volveremos. También los deplorables españoles ganarán. Porque lo despreciable es la resignación, bajar los brazos. Ni una palada sin dar. La Re-Amunt- ada empieza en Valencia.
Por Jesús García – Conde
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