La bolsa de Mocejón

Los atentados del día 11 de marzo de 2004 y sus investigaciones tuvieron unos cuantos hechos sorprendentes. Hoy, analizaremos uno de ellos: la aparición de un presunto artefacto explosivo bajo las vías en el término municipal de Mocejón (Toledo).

Si los artilugios explosionados en los trenes son un completo enigma, aquel desactivado en el parque Azorín de Vallecas elevó los supuestos artefactos a una categoría muy superior a lo ocurrido en España hasta la fecha. ¿Recuerdan la utilización de un teléfono móvil en el diseño de activación de un detonador para explosionar una bolsa de deportes? ¿Sí? Pues hay diferencias entre los diseños de artefactos, tantos como la noche y el día.

La noche del día 2 fue una jornada lluviosa en Mocejón. Esta localidad dista 64 kilómetros de Madrid, 14 de la capital toledana. Hacia las 10:15 h operarios de la empresa «Vías y Construcciones» —encargada del mantenimiento en la vía del AVE— hallaron un cable sospechoso en el suelo a la altura del kilómetro 61,250 con dirección a Sevilla. Este no se divisó a las 07:20 h de esa misma mañana, según el encargado de la obra, quien recorrió ese tramo en concreto.

Al observar dicha presencia, dieron aviso a la Guardia Civil. Personada una patrulla, siguió el cable hasta una bolsa de plástico semienterrada bajo el raíl derecho en una de las traviesas. La pareja de guardias participó la novedad a la superioridad ante la sospecha de haber encontrado un artefacto. Comisionaron a un compañero del Equipo de Desactivación de Explosivos —EDEX— y dos guías caninos con perros adiestrados en detección. Los perros confirmación positiva del hallazgo explosivo. Se amplió el cordón de seguridad a 200 m, restringiendo el tráfico en la carretera CM-4006 (Algodor – Mocejón).

El agente TEDAX procedió a la desactivación de un artefacto «improvisado», introducido en dos bolsas de plástico de los supermercados «Lidl» y «Carrefour»; ambas sin aspecto de humedad, ni señales de agua en interior ni exterior. La composición era muy precaria, sin preparación ni finalización completa del artefacto. Tras los hechos sucedidos apenas 20 días antes, se podría afirmar como una pura chapuza.

El dispositivo de iniciación consistía en un «cable–mando» de 137,5 m de cableado paralelo multifilar. Conectado a un detonador eléctrico y distribuido en tres secciones empalmadas de 14, 24,5 y 99 metros. Los dos primeros tramos pertenecían al tipo de material utilizado para sonido. Las uniones de los enlaces se hicieron mediante arrollamiento sin protección, excepto una de ellas protegida por cinta de carrocero y asegurada por un nudo para impedir la desconexión por tracciones. El extremo de la tercera sección se encontraba con los cables desnudos. En ese punto faltaba conectar una fuente de alimentación —pila pequeña o batería— para la activación del detonador eléctrico, y este la carga explosiva.

No, no se encontraron ninguno de esos dos elementos, ni un teléfono conectado para iniciar el detonador eléctrico, a imagen y semejanza del encontrado en la desactivación de Vallecas, por ejemplo.

Los terroristas introdujeron la carga explosiva dentro de dos bolsas de plástico cerradas por un nudo a la altura de las asas. Compuesta por 12 kilogramos de una sustancia gelatinosa de color blanco «con olor a almendras amargas», según la descripción del agente TEDAX, a falta de la oportuna analítica.

El departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil se hizo cargo. Obtuvo el siguiente resultado: mezcla explosiva de nitrocelulosa, nitrato amónico, nitroglicol, ftalato de dibutilo y carbonato cálcico. La base de datos de los espectros de infrarrojos asociada a la composición de las evidencias al explosivo confirmó: dinamita, comercializada como Goma 2 ECO. Es decir, nada dudoso de ser un tipo genérico ni contaminado con ningún otro elemento.

El agente TEDAX encontró un detonador introducido en el interior de la sustancia explosiva a través de un orificio practicado en las bolsas. Del tipo eléctrico con rabizas en colores azul y rojo, cápsula de aluminio, sensible, de 500 milisegundos de retardo, del número 3 y tapón de color turquesa.

Querido lector, ¿le surgen dudas?

Por ejemplo: ¿aprecia similitud entre los presuntos artefactos explosionados el día 11 de marzo? ¿Sí? ¿Cuál? La única bolsa de deportes —que no mochila— sin activar en esos días, se fabricó con la instalación de un sistema de activación mediante teléfono móvil. ¿Aprecia aquí ese diseño del artefacto? Artefacto recuperado y descubierto en una comisaría de Policía Nacional.

La bolsa de deportes de Vallecas contenía una bolsa de plástico tipo basura en su interior. Idéntica a aquella encontrada bajo el asiento de la furgoneta Kangoo aparcada en Alcalá de Henares; ese hallazgo se produjo una vez llevaron el vehículo al complejo policial de Canillas. En cambio, las dos bolsas, dos, localizadas en Mocejón procedían de dos supermercados distintos. ¿Acaso ve una similitud entre los artefactos? ¿Sí? ¿El plástico? Ni eso: aquí era blanco, allí azul. ¿Más?

Dos perros especialistas en detección de explosivos no marcaron esa presencia en un doble reconocimiento en Alcalá de Henares. En Mocejón, sí. ¿Sorprende? Analizados los restos de explosivos encontrados en la furgoneta, tras su llegada al complejo policial de Canillas, el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano afirmó en informe «componentes de la dinamita» de manera genérica. Esto es, cocinar arroz sin determinar si es basmati, largo, japónico, integral, jazmín o cualquier otra clase. Esos restos revelaron una contaminación por Metenamina en la analítica. De igual forma, el compuesto químico apareció en la muestra patrón enviada a Policía Científica desde la Unidad Central de TEDAX dirigida por el comisario Sánchez Manzano en el complejo policial de Canillas. ¿Casualidades?

Sin embargo, en el artefacto depositado en Mocejón no se encontró dicha contaminación. ¿No resulta extraño? Otro día hablaremos de explosivos, composición, análisis, activación y efectos.

Recapitulemos parecidos y similitudes de los artefactos en los días 11 de marzo y 2 de abril de 2004:

• Activación. En Atocha hubo una cadencia exacta de 4 segundos entre cada deflagración. Los teléfonos móviles no se podían configurar exactamente en hora, minutos y segundos.
• La composición y presunta elaboración de los mismos. Si tomamos como verídica la bolsa de Vallecas desactivada en el parque Azorín —más falsa que un duro de madera— son diferentes de manera notable.

• Ausencia de unos elementos similares en Mocejón: teléfono apagado con tarjeta a nombre de un presunto terrorista y cargador del móvil, metralla y bolsa de plástico, usada para residuos —basura—.

• Chapuza e instalación de la misma. El presunto método de activación seleccionado, ¿no habría sido más efectivo dejar una bolsa o mochila preparada como en los vagones de los trenes con el sistema de activación que tanto éxito —¡maldita sea! — obtuvieron?

Abril de 2024. A casi nadie importa ya el mayor atentado terrorista sufrido en España, que cambió el rumbo de este hermoso país. A casi nadie. Algunos conservamos tantas dudas. ¿Usted no?

*Los datos referidos no son producto de la imaginación del autor. Es una recopilación de presentes en las investigaciones realizadas por las FCSE en el marco del sumario instruido por los atentados del día 11 de marzo de 2004 en Madrid, del hallazgo de un artefacto bajo las vías del AVE en Mocejón (Toledo) y la explosión sucedida en un piso en la localidad de Leganés (Madrid).

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Alonso Holguín F.J. | @AlonsoHolguinFJ