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Javier García Isac
OPINIÓN

1 de mayo: paro, apagones y subvenciones

Por Javier García Isac

Hoy es 1 de mayo, y como cada año, la izquierda sale a la calle para disfrazarse de defensora de los trabajadores, ondeando pancartas, entonando consignas y proclamando su eterna preocupación por la clase obrera. Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo más mediática y menos útil de la historia reciente, se pasea entre cánticos, abrazos sindicales y discursos prefabricados. Pero tras la tramoya del circo ideológico, la realidad es otra: España vive una situación laboral alarmante, con casi 200.000 parados más solo en el mes de marzo. La mayor subida en 12 años. Una cifra escandalosa que, en cualquier país serio, provocaría dimisiones y escándalos. Aquí, sin embargo, ni una mención en los mítines sindicales, ni una palabra de Yolanda.

¿Y cómo es posible que un dato tan demoledor pase tan desapercibido? Fácil: el Gobierno y sus terminales mediáticas han perfeccionado el arte de la distracción. La noticia de esta subida del paro quedó convenientemente sepultada bajo un fenómeno que ya se ha convertido en práctica habitual: el apagón informativo. El lunes negro, mientras se caían radios, medios digitales y señales, se conocía también otra bomba informativa: la nueva imputación de David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno. Una vez más, el clan Sánchez vuelve a estar en el punto de mira de la justicia. Pero nada, ni una portada, ni un telediario, ni una tertulia. Todo se apaga cuando conviene.

Los medios callan, los sindicatos celebran, y el Gobierno sonríe. Así funciona la maquinaria del sanchismo: se riega a los sindicatos con millones de euros de dinero público, se calla a la prensa crítica con subvenciones o chantajes, y se tapa la corrupción familiar con apagones técnicos, que casualmente coinciden con las noticias incómodas. En otro tiempo, los sindicatos hubieran sido los primeros en denunciar una subida de 200.000 parados en un solo mes. Hoy, estos sindicatos estatales callan y aplauden. Porque no son otra cosa que apéndices del régimen, mamporreros del poder, defensores del estómago agradecido. Su silencio no es gratuito: se paga con subvenciones, con liberados, con despachos, con canonjías.

Hoy, Día del Trabajador, no se hablará de los trabajadores reales. No se hablará de los autónomos asfixiados, de los jóvenes sin futuro, de los mayores expulsados del mercado laboral. No se hablará de los que trabajan sin descanso mientras otros cobran sin dar un palo al agua. No se hablará de los que levantan el país mientras Yolanda Díaz se saca fotos con las élites sindicales. Porque esta fiesta no es de los trabajadores. Es de los vividores a costa de los trabajadores.

Mientras tanto, el paro crece, la economía se estanca, y el país se hunde. Y el Gobierno se limita a crear comisiones, narrativas y relatos. Hoy, 1 de mayo, conviene recordar que el verdadero enemigo del trabajador no es el empresario, ni el autónomo, ni el que arriesga para crear empleo. El verdadero enemigo del trabajador es quien manipula las cifras, tapa la verdad, y utiliza el poder para enriquecer a su familia y comprar el silencio de los que deberían estar en la calle denunciando.

El paro sube, el hermano del presidente es imputado, y el país se apaga. Literalmente. Pero Yolanda Díaz sonríe en la romería sindical. Nada que celebrar, mucho que denunciar.

Javier García Isac

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