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Charlene y Alberto de Monaco vestidos formalmente están de pie una al lado de la otra con un emoji sorprendido sobre ellos y banderas de fondo.
CORAZÓN

Sorpresa en el Vaticano: Charlene y Alberto de Mónaco protagonizan una gran noticia

La pareja acapara todas las miradas durante la histórica misa de inicio del pontificado del Papa León XIV en Roma

Ha saltado la sorpresa en el Vaticano con la asistencia de  Charlene y Alberto de Mónaco para la misa de inicio de pontificado del nuevo Papa León XIV. La ceremonia, celebrada en la Basílica de San Pedro, ha congregado a decenas de líderes mundiales y royals europeos. Sin embargo, ha sido la pareja quienes han protagonizado una gran noticia: un cambio en la percepción pública sobre su vínculo matrimonial.

Desde su llegada al Vaticano, la princesa y su esposo se han mostrado unidos y elegantes, captando la atención tanto por su actitud como por su simbólico vestuario. Mientras los rumores siguen rondando, esta presencia en Roma parece haber sido cuidadosamente elegida. Pero, ¿qué revela realmente este gesto diplomático y estético?

Charlene sonriendo con gafas de sol y traje azul junto a Alberto de Mónaco sonriendo con gorra y traje azules y las manos juntas mientras miran a un lado

Sorpresa en el Vaticano: Charlene y Alberto de Mónaco reaparecen juntos

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco, Roma vuelve a convertirse en el epicentro espiritual del mundo cristiano. La misa de inauguración del pontificado del Papa León XIV, ha tenido lugar tres semanas después del funeral de Estado de su predecesor. En esta ocasión, la Plaza de San Pedro ha reunido a figuras de primer nivel, no solo del ámbito eclesiástico, sino también político y monárquico.

Entre los asistentes destacaban los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia. Pero ha sido la aparición de los príncipes de Mónaco, Charlene y Alberto, lo que ha generado mayor expectación. En medio de las conjeturas sobre la supuesta frialdad en su relación, su llegada juntos al Vaticano ha supuesto un giro significativo en la narrativa.

La jornada comenzó poco antes de las diez de la mañana, cuando el nuevo pontífice llegó en el tradicional vehículo, saludando a los fieles presentes. La ceremonia ha representado no solo el inicio de una nueva etapa para la Iglesia Católica, sino también la ocasión para proyectar imágenes cuidadosamente pensadas de casas reales.

Charlene de Mónaco deslumbra con el "privilegio de blanco" en el Vaticano

Si algo ha quedado claro durante esta jornada, es que Charlene y Alberto de Mónaco no han dejado nada al azar. La princesa ha vuelto a hacer uso del "privilegio de blanco", una concesión protocolaria reservada exclusivamente a reinas católicas. Como también lo han hecho doña Letizia, María Teresa de Luxemburgo, Paola y Matilde de Bélgica.

El look elegido por Charlene ha destacado por su elegancia y simbolismo. Se ha decantado por un vestido midi con largo por debajo de las rodillas, realizado en un tejido blanco con lunares en relieve.

El diseño, de cuello redondo y manga larga, ha sido acompañado por una delicada mantilla de encaje y complementos del mismo tono. Además, zapatos de tacón, clutch de mano y, como punto de contraste, unos labios pintados en un rojo vibrante que rompía con el monocromatismo.

A su lado, Alberto ha mantenido una presencia sobria, pero firme. Ha dejado claro que, pese a las tensiones mediáticas, el vínculo institucional y religioso que los une como representantes del Principado sigue vigente.

Su aparición conjunta no ha pasado desapercibida. Lejos de una simple visita protocolaria, su actitud y complicidad sutil han sido interpretadas por muchos como un mensaje directo al mundo. ¿Estamos ante una nueva etapa en su relación?

Más allá del protocolo: un gesto que reaviva el interés internacional

En un contexto en el que la imagen pública se mide al milímetro, la aparición de Charlene y Alberto adquiere una relevancia especial. Desde hace años, los rumores sobre distanciamiento entre ambos han sido constantes, alimentados por sus escasas apariciones conjuntas y ciertos gestos fríos. Sin embargo, su presencia en Roma ha sido todo lo contrario: sincronía, sobriedad y una cuidada puesta en escena.

Según apunta la revista ¡Hola!, el uso del blanco en este contexto "simboliza la pureza, la inocencia y la paz. Se otorgó a estas monarquías por haber mantenido su fidelidad a la Iglesia Católica, especialmente durante la Reforma Protestante". Este detalle, lejos de ser superficial, añade una capa más de lectura al conjunto; ¿y si el mensaje que buscan enviar es también de reconciliación?

En definitiva, la aparición de Charlene y Alberto de Mónaco en el Vaticano, durante la misa de inicio del pontificado de León XIV, ha sido mucho más que un acto protocolario. Con su presencia medida y simbólica, han logrado transformar una jornada religiosa en un potente mensaje de unidad y estabilidad institucional. ¿Será este el comienzo de una nueva narrativa para los príncipes monegascos?

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