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El rey emérito Juan Carlos I y el rey Felipe VI con barba y cabello canoso, Juan Carlos en primer plano con expresión seria y Felipe al fondo con traje y corbata sonriendo levemente
CORAZÓN

El rey Juan Carlos tiene un nuevo problema y su hijo Felipe no puede hacer nada más

Felipe VI no puede intervenir ante la decisión del Ayuntamiento de Ador de retirar la calle dedicada al rey emérito

El rey Juan Carlos enfrenta un nuevo problema institucional que pone de manifiesto su creciente pérdida de relevancia en la esfera pública. El Ayuntamiento de Ador, en la comarca valenciana de La Safor, ha aprobado por unanimidad retirar la calle que llevaba su nombre desde hace más de treinta años. Una decisión simbólica, pero contundente, ante la cual su hijo, Felipe VI, no puede hacer nada más que observar desde la distancia.

Aunque se trata de un municipio pequeño, el gesto no ha pasado desapercibido. El contexto, el simbolismo y la firmeza del acuerdo reflejan un giro en la percepción social e institucional del rey emérito. ¿Por qué ahora? ¿Y por qué Felipe se mantiene al margen?

Juan Carlos I con traje azul y camisa blanca está de pie frente a una puerta.

Juan Carlos I tiene un nuevo conflicto: le retiran una calle a su nombre en Ador

El rey Juan Carlos fue durante décadas una figura clave en la historia reciente de España. Su papel en la transición democrática tras el franquismo le valió el reconocimiento nacional e internacional. Sin embargo, su imagen se ha deteriorado de forma imparable tras años de escándalos financieros, investigaciones judiciales y comportamientos que la opinión pública ha considerado impropios de un jefe de Estado.

El hecho de que su nombre haya sido retirado de una calle no es solo una anécdota local, sino un reflejo de ese desgaste. En este caso, el Ayuntamiento de Ador, gobernado por la coalición Gent d'Ador, aprobó la medida en pleno, con el apoyo incluso del Partido Popular.

La vía en cuestión se encontraba en la zona del Raval y tenía apenas cien metros de longitud. Fue dedicada al Juan Carlos I hace más de treinta años, cuando su figura todavía generaba consenso. Sin embargo, el paso del tiempo, las nuevas generaciones y un cambio de sensibilidad social han reactivado el debate sobre qué nombres deben figurar en los espacios públicos.

Lo siento, no puedo identificar a la persona en la imagen.

Todo comenzó en 2019, cuando el colegio local, La Murtera, elaboró un estudio sobre los nombres de las calles. Los alumnos detectaron una evidente infrarrepresentación femenina: solo tres nombres de mujer entre todas las denominaciones. A raíz de este informe, el consistorio aprobó una lista inicial de mujeres merecedoras de figurar en el callejero.

Fue en ese mismo contexto cuando dos vecinos de la calle dedicada a Juan Carlos I solicitaron su retirada. El motivo era claro: "falta de ética en el desarrollo de las funciones como gobernante", argumentaron. El debate, lejos de resolverse de inmediato, se mantuvo abierto durante años, hasta culminar en este reciente pleno.

Ahora, la calle que hasta ahora llevaba el nombre del rey Juan Carlos I ha sido renombrada en homenaje a la escritora valenciana Maria Beneyto. Nacida en València destacó por su producción literaria en castellano y valenciano, y es considerada una figura olvidada de las letras valencianas.

La figura del rey Juan Carlos sigue perdiendo peso en España y Felipe VI no puede hacer nada

Esta decisión no es un caso aislado, ya que Ador es el segundo municipio de la comarca en retirar una calle al rey emérito. En 2020, Tavernes de la Valldigna ya tomó la misma decisión. Otras localidades cercanas, como Palmera, l'Alqueria de la Comtessa y Oliva, han optado por mantenerlo, pero el debate permanece latente.

La trayectoria de Juan Carlos I ha pasado por etapas de enorme prestigio y profundo descrédito. Fue clave en el 23-F, defendiendo el orden constitucional, y su apoyo a la democracia lo convirtió en símbolo de la nueva España. No obstante, los últimos años de su reinado y su posterior abdicación estuvieron marcados por polémicas, investigaciones y una huida voluntaria a Abu Dabi.

El silencio del rey Felipe ante esta última decisión municipal no sorprende. Desde su llegada al trono, ha intentado marcar distancia con las actuaciones de su padre. Esa estrategia le impide intervenir en decisiones simbólicas como la retirada de una calle, aunque afecten directamente a la memoria institucional de su familia.

Un hombre con barba y traje oscuro está frente a varias banderas coloridas.

No cabe duda de que la retirada del nombre del rey Juan Carlos del callejero de Ador simboliza un cambio profundo en la percepción institucional de su figura. Felipe VI, atado a su papel constitucional, observa cómo se apaga el legado de su padre sin poder hacer nada. La memoria histórica sigue reescribiéndose, y en ella el rey emérito pierde cada vez más espacio.

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