
Revelen el estado real del rey Juan Carlos y sus hijas Elena y Cristina no lo dudan
Lo que no se ha dicho del rey Juan Carlos y el papel inesperado de las infantas Elena y Cristina en esta historia
El apellido Borbón ha permanecido en el centro de titulares desde hace muchos años y no siempre por actividades propias de la Corona. Muchas verdades sobre la familia se han mantenido ocultas bajo el protocolo y otras, se han filtrado silenciosamente. En el caso del rey emérito, Juan Carlos I, el silencio se ha convertido en una norma desde hace muchos años.
Mientras la salud del rey Juan Carlos se deteriora, su figura pública parece desvanecerse y con ella, el peso de una etapa que marcó a toda una generación. Las infantas, Elena y Cristina, siempre con un perfil más bajo en la vida pública, se han vuelto claves en este período familiar. Los tiempos cambian y, con ellos, las figuras que ocupan los roles más importantes.

Un retiro dorado más cerca, pero no demasiado
Con el beneplácito del rey Felipe VI, el emérito ha encontrado un nuevo refugio en territorio portugués. Estoril o Cascais suenan con fuerza como posibles ubicaciones, aunque no hay certeza al respecto. La cercanía con España fue decisiva: a un corto trayecto de coche de la frontera o a una hora de vuelo de Madrid.
La decisión no ha sido tomada a la ligera, las infantas Elena y Cristina presionaron para que su padre esté más cerca y su influencia ha sido escuchada. A sus 87 años, las complicaciones de salud de Juan Carlos I no permiten largos vuelos ni traslados frecuentes. Y el escenario internacional, con conflictos activos que afectan incluso a su residencia anterior, ha precipitado los cambios.

Salud frágil, rumores cada vez menos discretos
Lo que se intenta mantener fuera del foco es lo que más llama la atención. Su estado de salud, según fuentes cercanas, es alarmante, la movilidad de Juan Carlos I está gravemente comprometida. Usa bastón, silla de ruedas y el apoyo constante de su equipo de seguridad, aunque en España evita mostrarse en esa condición.
Intervenciones quirúrgicas repetidas, artrosis severa y tratamientos con células madre sin éxito han mermado su vitalidad. Su pierna izquierda ha quedado prácticamente inutilizada. Un íntimo amigo del rey lo ha dicho claro: “Juan Carlos I no se tiene en pie, en un año no andará”.

Felipe VI no desea alimentar la atención mediática y, por eso, prefiere que al rey emérito no se le vea en Zarzuela ni en Madrid. No es que haya falta de cariño, sino que es la mejor estrategia para acallar los escándalos que aún ronda al emérito. Un regreso visible avivaría las especulaciones y él quiere evitar alarmas innecesarias en un momento de transición delicada.
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