Una parte de España llora con lo que Ana Obregón ha desvelado de su hijo, Aless Lequio

Han pasado cinco años desde que Aless Lequio falleció y Ana Obregón ha querido rendirle homenaje con un mensaje que ha emocionado a media España. En el aniversario de su muerte, la actriz ha confesado unas palabras que dejan ver que el tiempo no ha aliviado su dolor. Con una carta escrita desde el corazón, ha recordado a su hijo con una mezcla de tristeza, amor y ternura.

Aless murió el 13 de mayo de 2020 tras una dura lucha contra el cáncer. Tenía solo 27 años y su pérdida dejó completamente devastada a Ana, que desde entonces ha tratado de sobrellevar la vida sin él. El público ha expresado su conmoción después de leer a Obregón: "No puedo dejar de llorar Ana", le dice una de sus admiradoras.

En su emotiva publicación, Ana ha confesado que su corazón dejó de latir el mismo día que falleció Aless. Ha acompañado sus palabras de varias imágenes en las que aparecen juntos, sonrientes y felices, en momentos que hoy se han convertido en recuerdos imborrables. La actriz ha descrito con claridad lo que supuso para ella aquel día y cómo lo revive cada año con la misma intensidad.

También ha querido dirigirse directamente a su hijo en un tono íntimo y maternal, como si él pudiera leerla desde algún lugar. Ha explicado que su vida cambió por completo con su nacimiento y volvió a romperse con su muerte. Dice que el dolor se hace más fuerte cada día y que no hay consuelo posible para una madre que ha perdido a su único hijo.

Las confesiones de Ana Obregón

En el texto, Ana ha hecho referencia a la decisión de tener a su nieta Anita, hija biológica de Aless, a través de gestación subrogada. Se trató, según ha contado en varias ocasiones, del último deseo de su hijo antes de morir. Y aunque ha recibido muchas críticas, asegura que lo volvería a hacer porque fue una promesa que le hizo a él.

Ha pedido a Aless Lequio que no sufra por lo que digan de ella y ha dejado claro que no le afectan los comentarios negativos. Dice que Aless le enseñó el coraje necesario para resistir todo lo que ha venido después. Ha afirmado que su nieta le ha devuelto una parte de la vida que perdió aquel 13 de mayo, y que en su sonrisa y en sus gestos ve reflejado a Aless.

Ana ha expresado que la pequeña Anita es ahora su mayor fuente de energía y que su presencia le permite seguir adelante. Reconoce que no hay día en el que no piense en Aless, pero que cuidar a Anita le da una razón para levantarse cada mañana. Dice que en ella vive algo de ese amor tan inmenso que sentía por su hijo.

En su mensaje, Ana Obregón ha recordado la labor que realiza la Fundación Aless Lequio, creada tras su muerte para la investigación contra el cáncer. La actriz está muy comprometida con este proyecto, y asegura que gracias a ello siente que Aless sigue presente en el mundo. Cree que es una forma de ayudar a otros y de honrar la lucha que su hijo mantuvo hasta el final.

La situación que ha atravesado Ana Obregón

En una entrevista reciente, Ana reconoció que no es capaz de escuchar audios con la voz de Aless Lequio. Explicó que su padre sí los escucha a diario, pero que para ella es insoportable. A pesar de todo el tiempo que ha pasado, hay momentos en los que el dolor es tan intenso como el primer día.

Ha contado también que hasta pocos días antes de su muerte, creía que Aless se iba a salvar. Cuando los médicos le dijeron que no había solución, ella se negó a aceptarlo. Confesó que los insultó del dolor y la impotencia que sintió en ese momento, porque aún tenía la esperanza de que todo terminara bien.

El mensaje de Ana termina con una promesa dirigida a su hijo, que ha repetido muchas veces desde su partida. Dice que cada noche, cuando todo duerme, ella y Aless vuelven a abrazarse en sueños. “Siempre juntos”, escribe para cerrar una carta que ha conmovido a todos los que la han leído.

Cinco años después de la muerte de Aless, Ana Obregón sigue viviendo con su ausencia, pero también con el amor que no se ha apagado. Su mensaje, lleno de verdad y emoción, muestra el vínculo eterno entre madre e hijo. Y aunque el dolor sigue ahí, ha conseguido transformar parte de ese sufrimiento en esperanza para otros.