
Inquietud en Noruega: la princesa Mette-Marit recibe un duro golpe en el peor momento
La princesa Mette-Marit vive un momento marcado por la preocupación familiar y su frágil estado de salud
El 52 cumpleaños de la princesa Mette-Marit de Noruega debía ser una jornada de alegría y celebración, pero se ha transformado en motivo de inquietud. Lo que parecía un día de descanso y felicidad se ha visto empañado por un hecho inesperado que ha puesto a la Familia Real en el centro de todas las miradas.
En medio de un año complejo, con altibajos emocionales y dificultades personales, Mette-Marit esperaba encontrar consuelo en una fecha tan especial. Sin embargo, la realidad se impuso con crudeza. ¿Qué ha ocurrido realmente para que la serenidad se convierta en angustia en cuestión de horas?

La imputación de Marius Borg empaña el cumpleaños de la princesa Mette-Marit
La noticia que ha marcado este aniversario ha sido la imputación de su hijo mayor, Marius Borg Høiby, por 32 delitos graves. Esta información, confirmada por la fiscalía noruega, llegó a los medios la víspera de la celebración y ha eclipsado cualquier intento de festejo.
El hecho ha generado una enorme conmoción, ya que Marius, aunque apartado de la institución, siempre ha estado vinculado a la imagen de la princesa. Para Mette-Marit, la situación supone un golpe devastador en un momento en el que necesitaba calma y discreción. La imputación ha abierto un escenario judicial que amenaza con prolongarse durante meses, con el juicio previsto para enero de 2026.

La Casa Real decidió no organizar actos oficiales para conmemorar su cumpleaños, una decisión que confirma la sensibilidad del momento. El silencio institucional contrasta con la magnitud de la crisis personal que atraviesa la princesa, quien afronta su aniversario más sombrío.
El príncipe Haakon rompe el silencio y muestra la dureza del momento
La gravedad quedó subrayada por las propias palabras de la fiscalía: "Se trata de actos muy graves que pueden dejar huella y destruir vidas". Además, remarcaron que "el hecho de que el acusado pertenezca a la Familia Real no influirá en el proceso judicial". Una declaración tajante que evidencia la magnitud del asunto.
Ante el revuelo mediático, el único miembro de la Familia Real en pronunciarse fue el príncipe Haakon. Con un tono sereno, pero visiblemente afectado, describió la situación como "desafiante y difícil para todos". Su declaración buscó transmitir fortaleza y continuidad en los compromisos institucionales, a pesar de la tormenta que rodea a la familia.
Este mensaje público fue interpretado como un intento de proteger a Mette-Marit, quien se mantiene en silencio. Haakon quiso enviar una señal de normalidad, reafirmando que, pese a la crisis, la Familia Real noruega seguirá cumpliendo con sus obligaciones. No obstante, es evidente que el peso emocional de lo ocurrido recae directamente en la princesa.
La frágil salud de Mette-Marit agrava el dolor de esta crisis
La princesa Mette-Marit no atraviesa su mejor etapa, y eso era sabido antes de este nuevo golpe. Desde 2018, lucha contra una fibrosis pulmonar crónica que limita sus actividades y la obliga a replantear su agenda oficial. Pese a ello, siempre ha sido firme en su deseo de mantener el compromiso con Noruega y acompañar al príncipe Haakon en sus deberes institucionales.
A finales de 2024 ya había reconocido públicamente que el año había sido "muy duro" para toda la familia. Incluso confesó que necesitaron "ayuda profesional" para sobrellevar las dificultades, reflejando la magnitud de la presión a la que estaban sometidos. Lo que nadie esperaba es que, justo en su cumpleaños, la situación diera un nuevo giro doloroso.

Este deterioro progresivo se combina ahora con la preocupación por su hijo, intensificando la angustia en una etapa ya de por sí complicada. Cada aparición de Mette-Marit refleja un esfuerzo por mantener la serenidad, aunque es evidente el peso de la enfermedad y los problemas familiares.
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