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Montaje de fotos de primer plano de Carlos III y, de fondo, un plano general del Buckingham Palace.
CORAZÓN

Buckingham Palace vive una rebelión por culpa de la última decisión del rey Carlos III

Las decisiones más exigentes de Carlos III generan tensiones en su entorno y provocan una reacción inesperada

A más de 150 kilómetros de Londres, entre senderos verdes y rosales milimétricamente cuidados, se encuentra Highgrove House. Esta mansión campestre, diseñada al gusto de Carlos III cuando aún era príncipe, refleja su amor por la naturaleza. Sin embargo, también es una de las responsabilidades de las que el rey debe hacerse cargo.

Es un paradisiaco lugar, con fuentes, arbustos podados al milímetro y flores exóticas, que invitan a la calma. Aunque detrás de esa imagen idílica, hay mucho más que flores coloridas y verdes árboles. Carlos III se enfrenta a una rebelión que pone en riesgo la imagen del rey.

Un hombre mayor con traje azul y bastón está de pie en una habitación decorada con plantas y cuadros.

Gritos en silencio desde el jardín

Según reveló recientemente el diario británico The Times, los jardineros de Highgrove han comenzado a mostrar su malestar. En solo tres años, once de los doce empleados encargados de estos cuidados han decidido irse.

Las razones no son un secreto: los sueldos no están a la altura de la exigencia. Como confesó uno de los trabajadores, la sensación es la de un empleo que debes agradecer sin condiciones, simplemente porque es "para el rey".

Exigencias reales que sobrepasan los límites

Pero el malestar no se debe solo a los bajos salarios. Las fuentes del rotativo aseguran que Carlos III es extremadamente exigente con cada detalle del jardín. Al punto de que cualquier error puede costar caro.

Uno de los ejemplos que se cita en el reportaje es especialmente ilustrativo. Un jardinero fue despedido por no reconocer el nombre de una flor. La reacción de Carlos III, según testigos, fue tajante: "Aparta a ese hombre de mi vista".

También se han registrado correcciones lingüísticas en comunicaciones internas. Un nivel de perfeccionismo que, lejos de motivar, ha terminado por desanimar a gran parte del equipo.

Una mujer elegantemente vestida con un gran sombrero sostiene un programa mientras un hombre a su lado señala hacia el frente rodeados de flores rosas

Un jardín sin jardineros

El conflicto no es menor, porque la falta de personal ya ha comenzado a afectar el mantenimiento del lugar. Lo que ha obligado a la Fundación del Rey a tomar cartas en el asunto. A finales de 2023, se ordenó una auditoría para evaluar la situación.

Aunque se plantearon mejoras salariales y laborales, las medidas, según el mismo medio, aún no se han implementado. El resultado: un jardín real que corre el riesgo de quedarse sin quienes lo cuiden.

Mientras tanto, el símbolo de paz que Carlos III construyó en Highgrove está lejos de transmitir armonía. La rebelión de sus jardineros muestra que incluso en los palacios más verdes, también pueden crecer las tensiones.

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