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Una mujer sorprendida aparece frente al edificio del Parlamento de Budapest, con una moneda de 2 euros destacada en un círculo rojo.
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La moneda de 2 euros que te lleva a conocer Budapest a todo lujo: rara y muy buscada

Este ejemplar de 2 euros es en la actualidad uno de los más buscados entre los amantes del coleccionismo

El coleccionismo de monedas es una afición que combina historia, arte y paciencia. Cada pieza cuenta una historia: quiénes la acuñaron, para qué época, qué símbolos aparecen, qué errores se cometieron —y todo eso añade valor.

Más allá del simple valor monetario, los coleccionistas buscan rarezas, buen estado de conservación, diseños inusuales o emisiones con particularidades que las hagan únicas. En ocasiones, una moneda común puede convertirse en una pieza deseada si tiene algún detalle poco habitual.

Esta es la moneda de 2 euros que te invita a Budapest

La moneda de 2 euros de Grecia de 2002 ha saltado a la fama en el mundo del coleccionismo por un detalle concreto. Algunas piezas llevan la marca de acuñación “S”, que corresponde a la Casa de la Moneda de Finlandia (Suomen Rahapaja).

Moneda de 2 euros con diseño de Europa montando un toro en el centro.

En su lugar, sin embargo, debería aparecer la esperada en las acuñaciones griegas. Esto sucede porque, para producir grandes cantidades en los primeros años del euro, Grecia encargó parte de la fabricación a Finlandia.

El diseño de esta moneda incluye la escena del secuestro de Europa por Zeus, en forma de toro, un motivo tradicional en las piezas griegas. Lo interesante para los coleccionistas es que aquellas con la “S” en la estrella (una de las estrellas de la cara nacional del diseño) se han convertido en piezas muy buscadas. No tanto por su rareza absoluta, sino por ese pequeño error o variante que las hace diferentes.

El valor de esta moneda en el mercado de colección

Esta moneda se ha llegado a encontrar en páginas especializadas, como eBay, por precios de entre 1.200 y 1.900 euros. Es decir, cifras de lo más llamativas perfectas para pagarte esa escapada a Budapest o a cualquier otro rincón de tu elección.

Una mujer sonriente con las manos en la cara frente a un fondo de monedas.

El interés que ha generado esta moneda radica también en que ilustra muy bien cómo funciona el coleccionismo. No todo lo que parece raro lo es de verdad, pero el valor cultural, artístico o simbólico puede hacerla especial.

Tener un ejemplar con la “S” puede ser motivo de orgullo para un numismático, aunque su precio de mercado no garantice que se vaya a vender por miles. Además, monedas comunes con marcas de ceca distintas, variantes menores o defectos ligeros a veces acaban siendo curiosidades apreciadas. 

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