Cómo saber seguro que la fruta que comes es de España y no de Marruecos
Alerta alimentaria: ¿Fresas españolas o marroquíes? La clave está en saber distinguirlas
Las fresas y fresones son, sin duda, unas de las frutas más codiciadas en las fruterías, gracias a su irresistible sabor, color y textura. Sin embargo, la procedencia de estas frutas a menudo genera confusión entre los consumidores. Es difícil distinguir a simple vista si son de origen español o marroquí, lo que plantea preocupaciones sobre su seguridad y calidad.
Recientemente, se emitió una alerta sobre la presencia de hepatitis A en fresas marroquíes destinadas al mercado español. Esta situación generó una gran inquietud entre los consumidores y destacó la importancia de conocer el origen de los alimentos que consumimos. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) enfatizó la necesidad de estar informados sobre qué comemos y de dónde proviene.
La normativa alimentaria exige que se especifique el origen de los productos frescos, como las frutas y verduras, en sus etiquetas. Por ejemplo, las fresas deben incluir información sobre su país de origen, ya sea en la etiqueta del envase o en carteles visibles en el lugar de venta. Esta medida busca proporcionar transparencia a los consumidores y permitirles tomar decisiones informadas sobre sus compras.
Además de conocer el origen de los alimentos, es fundamental conservarlos adecuadamente para garantizar su frescura y seguridad. Un método eficaz para identificar el origen de los productos es a través del código de barras. El Código Numeración Europea de Artículos (EAN) contiene dígitos que indican el país o región de emisión.
Por ejemplo, los códigos que comienzan con 84 corresponden a productos españoles, mientras que los que empiezan con 611 son de Marruecos.
Sin embargo, la preocupación por la seguridad alimentaria va más allá del origen de las frutas. Se han detectado altos niveles de sustancias nocivas en productos agrícolas marroquíes, como fresas, cebollas y tomates.
Estos hallazgos incluyen pesticidas prohibidos y registros sanitarios caducados o inexistentes, lo que plantea serias preocupaciones sobre la calidad de los alimentos importados.
Además, la expansión de las plantaciones agrícolas en Marruecos plantea desafíos éticos y ambientales. Se han reportado prácticas laborales cuestionables y un uso intensivo de pesticidas sin el mismo control que en Europa.
A pesar de los controles en los puertos, la entrada de productos agrícolas de terceros países sigue siendo un desafío, con la presencia de plagas y productos químicos peligrosos.
En conclusión, la identificación del origen de los alimentos frescos es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y promover prácticas de consumo responsables. La transparencia en la cadena de suministro es esencial para que los consumidores tomen decisiones informadas y eviten riesgos para su salud.
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