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Un tractor naranja avanza entre filas de árboles de mandarinas y en un recuadro se ven manos con guantes negros seleccionando mandarinas recién cosechadas
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Así es como la naranja de Marruecos y Sudáfrica aplasta al campo español

Marruecos se convirtió en el principal proveedor de estos frutos, representa el 48% de las importaciones

La citricultura española enfrenta un panorama mixto en la campaña 2024/25. Las importaciones totales de cítricos han bajado un 16% respecto al año anterior.

Entre septiembre de 2024 y junio de 2025, entraron en el país 186.598 toneladas de estos frutos. Esto marca un retroceso notable, sin embargo, la competencia de países como Marruecos y Sudáfrica no para de crecer.

Especialmente en los pequeños cítricos, como mandarinas y clementinas, estos rivales ganan terreno. La noticia llega en un momento clave para los productores valencianos, que ven amenazada su posición en el mercado nacional.

Los datos provienen de un informe reciente que analiza el flujo de cítricos en España. La caída general es un alivio parcial para los agricultores locales. Pero el detalle preocupa, el 56% de las importaciones vinieron de países de la Unión Europea, eso suma 105.036 toneladas.

Portugal lideró con un aumento del 29%, de Países Bajos crecieron un 12%. Sin embargo, estos no son grandes productores de pequeños cítricos. Actúan como puertas de entrada para frutas de otros lugares, desde sus puertos, llegan envíos extracomunitarios que compiten directamente con la producción española.

En el lado extracomunitario, la situación es más tensa, entraron 81.562 toneladas, un 18,5% menos que la media de los últimos cinco años. 

Aquí entran Marruecos y Sudáfrica con fuerza, Marruecos se convirtió en el principal proveedor de estos frutos. Representa el 48% de las importaciones extracomunitarias. Sus envíos crecieron un 190% respecto a la campaña pasada, y un 152% sobre la media de cinco años.

Sudáfrica no se queda atrás, multiplicó por más de dos sus exportaciones de pequeños cítricos. Eso es un +240%, ambos países aprovechan ventajas claras. Tienen costes laborales más bajos y sus normas fitosanitarias son menos estrictas.

Esto les permite ofrecer precios competitivos. Sus frutas llegan en septiembre y octubre. Compiten con variedades españolas tempranas, como clemenrubí y oronul.

Persona con guantes negros seleccionando naranjas en un supermercado con cajas verdes llenas de frutas

Para la clemenules, más tardía, la presión es menor, hay escasez de fruta en el mercado. Pero el impacto se nota en regiones clave.

En la Comunitat Valenciana, el epicentro de la producción de mandarinas, las importaciones han caído un 30% en tres campañas. Pasaron de 138.785 toneladas en 2022/23 a 97.698 en 2024/25.

Es un dato provisional, pero ilustra la tendencia. Castellón, la provincia más afectada, produce el grueso de las mandarinas españolas, la llegada masiva de cítricos marroquíes y sudafricanos genera alarma.

Estos frutos compiten en precio y calidad con los locales. Los agricultores temen por sus ventas en el mercado interno.

Por un lado, exportan el 70% de su producción, van a mercados como la UE y Asia. Por otro, defienden su cuota en casa. La IGP puede ayudar, destaca la calidad, el sabor y la trazabilidad de los cítricos valencianos.

Los agricultores piden la salida de los productos de Marruecos

Asociaciones como la Unió piden más apoyo gubernamental, quieren controles más estrictos en aduanas. Y campañas de marketing agresivas.

La caída general de importaciones podría estabilizar precios locales, pero la irrupción de Marruecos y Sudáfrica cambia el juego. Estos países expanden sus cultivos, invierten en variedades similares a las españolas.

El hemisferio sur ofrece cosechas en contraestación, eso alarga la oferta todo el año. Para contrarrestar, los valencianos apuestan por innovación. Desarrollan nuevas variedades resistentes y mejoran la eficiencia en riego y fertilizantes.

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