
El peligroso historial de los menores que asesinaron a la trabajadora social
Los menores que presuntamente asesinaron a María Belén tienen u largo historial de delitos
El terrorífico asesinato de una trabajadora social en Badajoz a manos de dos menores de edad ha dejado al país consternado. Los dos varones menores de edad que presuntamente asesinaron a María Belén y que lo hicieron a sangre fría y con determinación, cuentan con un peligroso historial de delitos previos.
Los presuntos responsables son dos adolescentes, de 14 y 15 años, con un historial de violencia y delitos previos. El menor de 14 años, identificado como D.G.P., había agredido en varias ocasiones a su padre, llegando a romperle la nariz.
Mientras tanto, J.J.G., de 15 años, era conocido por la Policía debido a su reincidencia delictiva. Se especializaba en el robo de vehículos, los conducía pese a su edad y había protagonizado hasta 37 delitos en un solo fin de semana, según El Mundo.

Ambos jóvenes estaban en un régimen de semilibertad, en el que la Administración los inscribía en institutos para facilitar su reinserción. Sin embargo, J.J.G. acumulaba conflictos en los centros educativos, llegando a amenazar a un profesor y a ser expulsado de un equipo de balonmano tras una pelea con otro jugador.
El menor de 15 años había sido trasladado varias veces entre diferentes centros de Extremadura debido a su conducta conflictiva. La familia del joven de 14 años había alertado de que su hijo recibía drogas del otro menor y solicitó que los separaran, sin éxito.
El domingo por la noche, María Belén inició su turno sola, como de costumbre, a pesar de haber denunciado recientemente una agresión por parte de uno de los menores. Horas después, los adolescentes se fugaron mientras realizaban una actividad externa con otra educadora y fueron localizados en Villafranca de los Barros, donde reside el padre del joven de 15 años.

El asesinato ha generado una ola de indignación entre los profesionales del sector, que denuncian la falta de seguridad en los centros tutelados. "Al final ha pasado lo que tanto temíamos", expresó entre lágrimas Sheila Gómez, compañera de la víctima, durante una concentración en repulsa del crimen.
Las educadoras sociales advierten de que enfrentan situaciones de riesgo sin medidas de protección adecuadas, sin cámaras de seguridad ni vigilantes. Además, alertan de la impunidad con la que actúan algunos menores, conscientes de la laxitud de la Ley del Menor. "Nos podía haber pasado a cualquiera", lamentan, mientras crecen las voces que exigen reformas urgentes en el sistema de protección de menores y en la legislación vigente.
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