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Un hombre con expresión de sorpresa está frente a las fachadas de dos tiendas, una de Kroger y otra de Walmart.
SOCIEDAD

Ni Walmart, ni Kroger: la famosa cadena minorista que cierra tiendas en Estados Unidos

Una conocida cadena de tiendas americana toma una drástica decisión en medio de un contexto económico complicado

La situación económica en Estados Unidos no es tan sencilla como podría parecer. Aunque los indicadores generales apuntan a un desempleo bajo y una inflación más controlada, muchas familias están pasando apuros. Los precios siguen altos y llegar a fin de mes se ha vuelto un reto para quienes viven con el presupuesto justo.

En este contexto de incertidumbre, incluso las grandes cadenas de supermercados están tomando decisiones difíciles. Homeland Acquisition Corp., matriz de Homeland Stores, anunció el cierre de cinco establecimientos en los próximos meses. Estos cierres afectan a cuatro tiendas en Oklahoma y una en Georgia, a pesar de que la cadena cuenta con unos 80 supermercados entre Oklahoma, Texas y Georgia.

Fachada iluminada de un supermercado Homeland durante la noche

Cierres inesperados en tiempos de necesidad

Resulta llamativo que en un momento en que la gente depende más que nunca de la compra de alimentos, haya supermercados reduciendo su presencia. Homeland ha explicado que su intención es centrarse en las ubicaciones más rentables para proteger la salud financiera de la empresa. “Es muy lamentable tener que tomar estas decisiones, pero buscamos lo mejor para la compañía y nuestros empleados”, declaró en The Oklahoman, Christin King, directora de marketing de Homeland Acquisition Corp.

El plan de cierre incluye un Homeland en Pauls Valley, otro en Jay, un United Supermarket en Kingfisher, un Discount Foods en Ponca City y un Piggly Wiggly en Gordon. Las clausuras están previstas para mediados de agosto. Con estas salidas, la empresa espera optimizar recursos y mantenerse fuerte en un mercado donde la competencia y los costes han aumentado.

Las familias, sin embargo, no se beneficiarán de esta reestructuración. Menos tiendas suponen menos opciones para comparar precios y acceder a ofertas. Con los gastos en alimentación disparados en los últimos años, esta reducción de alternativas puede afectar a quienes ya estiran cada dólar.

Interior de un supermercado con estantes de jugos, frutas, verduras y flores, todo bien iluminado y ordenado

Un panorama complicado para los consumidores

Los consumidores han ido adaptando sus hábitos debido al coste de vida, cada vez se recorta más el gasto en ocio o restauración, y se apuesta por llenar la despensa. Los márgenes que manejan los restaurantes hacen que para muchos sea imposible seguir comiendo fuera de manera habitual. Comprar en el supermercado y cocinar se ha convertido en la opción más asequible.

Aunque la inflación se ha moderado, la vivienda, la electricidad y otros servicios siguen caros. Muchos hogares viven de cheque en cheque, con muy poco margen de maniobra para afrontar imprevistos. Además, existe la preocupación de que los aranceles que puedan aplicarse encarezcan aún más la importación de productos, subiendo precios para el consumidor final.

Si eso ocurre, no solo podrían aumentar los precios en las tiendas, sino que también se resentiría el empleo al caer el consumo. En este panorama tan incierto, el cierre de supermercados no ayuda. La competencia se reduce, los precios pueden subir más y quienes menos tienen verán aún más limitada su capacidad para hacer una compra económica.

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