
La moneda de 10 céntimos que te invita a descubrir París este otoño: vale un pastón
Este ejemplar de tan solo 10 céntimos se ha convertido en la actualidad en un pequeño tesoro por varios detalles
El coleccionismo de monedas despierta pasión tanto en quienes valoran su belleza estética como en quienes aprecian los testimonios que representan. Cada moneda puede ser una ventana hacia la historia, el arte o la economía de su época.
Desde ediciones conmemorativas hasta monedas corrientes, los coleccionistas saben que el verdadero valor reside no solo en el material del objeto, sino en su historia, rareza y estado de conservación. Y esto es lo que sucede con una moneda de 10 céntimos muy especial.
Esta es la moneda de 10 céntimos que te lleva a conocer París
La moneda de 10 céntimos de Países Bajos de 1999 forma parte de las primeras emisiones en euros destinadas a la circulación, marcando una nueva era monetaria europea. En su anverso aparece el retrato de la Reina Beatriz, acompañado por la leyenda "BEATRIX KONINGIN DER NEDERLANDEN".

Esta pieza fue acuñada en la ceca de Utrecht, en lo que fue una tirada muy común: alrededor de 149.700.000 ejemplares. Su composición es de oro nórdico —una aleación de cobre, aluminio, zinc y estaño—. Además, cuenta con un peso de 4,10 gramos y un diámetro de 19,75 mm.
Al ser una moneda de uso corriente en su momento, no es especialmente rara. Sin embargo, sí tiene valor para coleccionistas interesados en las emisiones iniciales del euro. Esto ha hecho que sean muchos los expertos que deseen conseguirla.
El valor de esta moneda de 10 céntimos en la actualidad
Aunque esta moneda fue una emisión masiva, su valor coleccionable puede variar según su estado de conservación. En plataformas como Etsy o eBay, se ha llegado encontrar por nada menos que 242 euros. Es decir, una significativa cifra si buscas financiar ese billete a París la próxima temporada.

El grado de conservación es, de hecho, uno de los factores más determinantes en numismática. Se evalúa según criterios como la acuñación, el lustre, la coloración, la presencia de marcas o golpes y el atractivo general de la pieza. Un ejemplar bien preservado puede ser más valioso y deseado, incluso si la emisión fue numerosa.
Esta moneda puede formar parte de colecciones temáticas, como de los primeros años del euro o de piezas de los países fundadores de la Eurozona. Completar la serie neerlandesa con las monedas iniciales y primeras ediciones puede ser un reto atractivo para muchos entusiastas del coleccionismo.
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