
Esta son las sanciones a las que se podría enfrentar España por su contrato con Huawei
EE UU advierte a España que el contrato con Huawei pone en riesgo la seguridad nacional y la cooperación digital
Las relaciones entre la Administración Trump y el Gobierno de Pedro Sánchez atraviesan uno de sus momentos más fríos.
El presidente socialista, a diferencia de otros líderes europeos, nunca ha visitado la Casa Blanca. Tampoco parece que lo vaya a hacer pronto.
El detonante más reciente de este distanciamiento ha sido un contrato firmado por el Ministerio del Interior con Huawei. La adjudicación, valorada en más de 12 millones de euros, permitirá a la empresa china gestionar las escuchas telefónicas con autorización judicial.
El pasado 8 de agosto, dos congresistas republicanos enviaron una carta al secretario de Comercio, Howard Lutnick.
Richard Hudson, de Carolina del Norte, y Gus Bilirakis, de Florida, denunciaron que el contrato representa una “amenaza” para la seguridad nacional de Estados Unidos. Además, advirtieron que podría afectar al comercio digital transatlántico.
Bilirakis mostró su inquietud de manera contundente: “Estoy profundamente preocupado por las informaciones de que España ha contratado a Huawei para gestionar datos sensibles".
Sus palabras reflejan un temor generalizado en Washington, donde se teme que esos datos puedan terminar en manos de Pekín.

La carta también menciona la dimensión económica del problema. Estados Unidos recuerda que la Unión Europea es el principal mercado para sus exportaciones digitales. Estas ventas, recalcan, sostienen más de tres millones de empleos en el país norteamericano.
España, bajo la lupa de la inteligencia
La polémica no es nueva. El mes pasado ya hubo voces en Washington que pidieron revisar los acuerdos de intercambio de información secreta con España. Algunos senadores reclamaron garantías para que datos estratégicos no quedaran expuestos a posibles filtraciones.
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, abrió una investigación formal. El informe estará listo en los próximos días. Washington dio de plazo a España hasta el 31 de agosto para reconsiderar el contrato.
Si no lo hace, el Gobierno español podría acabar en una lista negra de países que permiten a Huawei acceder a infraestructuras críticas. Hasta ahora, esa clasificación estaba reservada a estados alineados con Pekín y ajenos a la OTAN.
El Ejecutivo de Sánchez defiende la operación. Argumenta que el sistema adjudicado, el OceanStor 6800V VS, es un depósito digital sin conexión externa. Según Interior, ese blindaje impide fugas de información.
Las escuchas almacenadas pertenecen a investigaciones judiciales, no a operaciones de espionaje militar. Por eso, insisten, no existe riesgo de comprometer secretos de la OTAN. Sin embargo, estas explicaciones no convencen en Washington.

El trasfondo político en España
El contrato con Huawei también ha generado un terremoto en la política nacional. El Partido Popular denuncia que la adjudicación responde a la influencia del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
La vicesecretaria popular Alma Ezcurra recordó que el primer acuerdo con Huawei se firmó en tiempos de Zapatero. Además, mencionó que excolaboradores suyos, como José Blanco o Antonio Hernando, han trabajado para la consultora Acento, que asesora a Huawei en Bruselas.
Según los populares, el vínculo del PSOE con la tecnológica no es casual. Incluso apuntan a familiares del expresidente que habrían obtenido beneficios de contratos con la multinacional. Ezcurra no descartó que Zapatero termine recibiendo un “retiro dorado” gracias a su cercanía con regímenes autoritarios.
La polémica tiene raíces profundas. En 2005, Zapatero selló con Hu Jintao una “alianza estratégica” entre España y China. Durante la crisis financiera, Pekín compró grandes cantidades de deuda española y aumentó su influencia.
Desde entonces, Huawei ha consolidado su presencia en España, cultivando relaciones con políticos de distintos partidos.
El choque actual con Estados Unidos refleja cómo aquellas decisiones todavía condicionan la política exterior española. A ojos de Washington, Sánchez ha heredado una agenda marcada por la sombra de Huawei y por los vínculos forjados hace dos décadas.
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