¿Cuánto le ha costado a los españoles la broma de Anne Hathaway?
El presidente presume de su agenda feminista internacional mientras la sanidad y la educación en España se hunden
El gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez, ha aprobado una donación de 2.500.000 euros a ONU Mujeres para el año 2024. Esta medida, lejos de ser vista como un acto puramente altruista, forma parte de un paquete de "contribuciones voluntarias" que totalizan 17.500.000 euros destinados a diversas organizaciones internacionales. Aunque podría interpretarse como un gesto de solidaridad global, muchos lo perciben como una estrategia política para ganar influencia en foros internacionales.
En un momento de crisis, donde numerosas familias españolas enfrentan serias dificultades, resulta complicado justificar que el gobierno destine fondos a entidades internacionales. Además de la contribución a ONU Mujeres, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) recibirá 5.000.000 euros. También el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Estos montos provienen del presupuesto público, recursos que podrían haberse utilizado para atender necesidades urgentes dentro del país, como el fortalecimiento de los sistemas de salud y educación.
No es la primera vez que Sánchez opta por hacer contribuciones voluntarias a organizaciones internacionales. Su gobierno se muestra orgulloso de su compromiso con la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Sin embargo, parece estar más enfocado en ganar reconocimiento que en abordar las necesidades de España.
Esta tendencia quedó clara cuando, unos meses después de aprobar dichas donaciones, Sánchez recibió el premio de la ONU “He for She”. Este premio reconoce su labor en la promoción de la igualdad de género.
Durante un evento en Nueva York, en la sede de Naciones Unidas, Sánchez ofreció discursos grandilocuentes. Afirmó que la igualdad de género es una necesidad y no un lujo. Además, subrayó que su gobierno continuará impulsando la paridad en los altos cargos internacionales.
Sin embargo, mientras promete defender los derechos de las mujeres a nivel global, muchos ciudadanos españoles sienten que sus propias demandas son desatendidas. Para Sánchez, este premio parece haber sido una recompensa estratégica. En el evento, la embajadora de ONU Mujeres para África, Jaya Dukureh, fue quien le entregó el galardón.
A pesar de que la actriz Anne Hathaway era la presentadora original, su ausencia no impidió que Sánchez aprovechara la ocasión. Un momento que aprovechó para resaltar el feminismo y el papel de su gobierno en la promoción de la igualdad.
La interrogante que muchos españoles se plantean es si estas iniciativas realmente mejoran la situación en el país. O, en cambio, si simplemente buscan reforzar la imagen de Sánchez.
El presidente se enorgullece de sus logros en materia de feminismo. Mientras, España sigue enfrentando problemas estructurales que afectan a la gran mayoría de la población.
En su discurso, Sánchez defendió la idea de que las mujeres deberían ocupar la mitad de los puestos de poder en gobiernos y empresas. Este mensaje, repetido en varias ocasiones por su administración, ha sido criticado por priorizar cuotas de paridad en lugar de meritocracia.
Es evidente que la política exterior de Sánchez sigue una línea feminista. Mientras el presidente insta a otros países a seguir su ejemplo, en España los problemas se acumulan.
La sanidad pública enfrenta recortes y escasez de personal, la educación carece de los fondos necesarios. Además, la crisis económica sigue golpeando a los más vulnerables.
Por su parte, ONU Mujeres ha alabado la generosidad de España y el aumento en su financiación, destacando los esfuerzos del país para promover la igualdad de género. Este reconocimiento internacional contrasta con la percepción de muchos ciudadanos que observan cómo sus impuestos se destinan a causas que no abordan los problemas internos.
En resumen, la donación de millones de euros a organizaciones internacionales es considerada por muchos como un intento de Sánchez por mejorar su reputación en el ámbito internacional. Mientras el presidente recibe premios en Nueva York, España continúa su lucha por superar una crisis. Las prioridades del gobierno parecen alinearse más con su agenda internacional que con las verdaderas necesidades de la población.
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