
El ridículo derroche del Gobierno de Sánchez al extranjero: un millón en camarones
Subvenciones dinerarias “sin contraprestación” de dinero público español enviadas para criar y comercializar el Camarón
El Gobierno de España ha aprobado una subvención directa de 150.000 euros para financiar un programa de fortalecimiento profesional en Mozambique.
El dinero irá destinado a mejorar las capacidades en el sector de la pesca marítima en ese país africano. La ayuda fue concedida sin contraprestación alguna, es decir, como regalo. Una transferencia directa de dinero público que ha levantado críticas por su oportunidad y prioridad.
Además, se desglosa que en 2024, se destinaron 123.000 euros a la Asociación de Mozambicana de armadores de pesca. Pero sorprende que sean pescadores de camarones.

La convocatoria, con fecha del 28 de marzo de 2025, aparece registrada en el portal oficial del Sistema Nacional de Publicidad de Subvenciones. Se trata de una ayuda enmarcada en la Política Exterior del Ejecutivo. Según el documento, el objetivo es “el fortalecimiento de las capacidades profesionales en el sector de la pesca marítima en Mozambique”.
Además, a esto se añaden dos subvenciones de dinero público. Ambas "sin contraprestación" y fueron enviadas por la AECID a Colombia para "la cría y comercialización del camarón". Todo por un valor de 1.130.000 euros.

Sin embargo, esta decisión ha generado un nuevo foco de indignación. Mientras miles de familias en España sufren por la inflación, el desempleo y el deterioro de los servicios públicos, el Gobierno dedica recursos a proyectos en el extranjero. Sin una justificación clara ni retorno directo.
La cifra, que ya es millonaria, simboliza una política de gasto que muchos consideran irresponsable. Con el país afrontando graves problemas internos, enviar dinero a otros continentes sin garantías de control ni resultados verificables suena a derroche.

Los ciudadanos ven cómo se dificulta el acceso a educación y vivienda. Mientras, se transfieren fondos a programas lejanos, difíciles de fiscalizar. Y que, en muchos casos, responden más a intereses diplomáticos que a necesidades reales de la población española.
Además, esta subvención no incluye condiciones ni exigencias. Es una entrega “sin contraprestación”, lo que implica que Mozambique no tiene obligación de devolver nada ni rendir cuentas de forma estricta. Tampoco se especifica qué entidad ejecutará el programa, quién lo supervisará o cómo se medirá su impacto.
Para muchos analistas, esta política exterior se ha convertido en una vía para repartir dinero público sin control. Se presenta como cooperación internacional, pero en realidad es una herramienta de gasto opaco. El Gobierno actúa como si los recursos fueran ilimitados, mientras la deuda pública sigue disparada.
Esta subvención es solo un ejemplo más de una gestión cuestionada. Mientras se pide a los españoles que ajusten el cinturón, el Gobierno sigue escribiendo cheques en nombre de una solidaridad que, en la práctica, muchos ya no comprenden.
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