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Una mujer con los brazos cruzados aparece en un círculo rojo sobre una imagen de un edificio con el logo de "redeia" y un símbolo del PSOE en la esquina inferior derecha.
POLÍTICA

REDEIA: la empresa pública convertida en club privado del sanchismo

Las últimas contrataciones en REDEIA no son fruto de ningún proceso meritocrático, sino de un descarado amiguismo

En España las llamadas puertas giratorias ya no son noticia. Lo realmente escandaloso es que nos hemos acostumbrado. Después del apagón sufrido, después de lo nunca visto en este país, empezamos a entender muchas cosas de lo que pasa en algunas empresas públicas  o participadas por el Estado, y el por qué de su ineficacia o negligencia, con independencia de que hemos renunciado a nuestra soberanía energética, en nombre de una religión climática y en nombre de políticas que nos devuelven al siglo XIX.

Pero lo de REDEIA —antigua Red Eléctrica Española— supera todos los límites de la desvergüenza institucional. Lo que antes era un organismo técnico de gestión eléctrica, hoy es el cortijo particular del PSOE y su entorno más próximo. Un club privado de amigas, enchufadas y militantes de la causa sanchista que reparten sueldos públicos como si fuesen confeti.

Beatriz Corredor, ex ministra de Vivienda con Zapatero —esa fábrica de sectarismo, ruina y nepotismo que aún colea—, preside la entidad con una mezcla de arrogancia ideológica y descaro clientelar. Y como si no bastara con el escandaloso sueldo que percibe, ha decidido rodearse de un pequeño ejército de afines, conocidas y amigas del alma. Las últimas contrataciones en REDEIA no son fruto de ningún proceso meritocrático, sino de un descarado amiguismo político al más puro estilo PSOE.

Ahí está Miryan Aguilar Muñoz, que presume abiertamente de ser la "mejor amiga" de Beatriz Corredor. ¿Qué aporta al cargo? ¿Qué experiencia la avala? Poco o nada se sabe, salvo su estrecha relación con la presidente. ¿Desde cuándo la afinidad personal es un criterio de contratación en una empresa pública? Desde que el PSOE manda, claro. La fórmula es sencilla: tú me cubres, yo te coloco.

También se ha subido al carro del enchufe Eva Santiago Moriana, otra que ha trabajado anteriormente con las anteriores, cerrando así el círculo perfecto de las amistades políticas. Y por si esto no fuera suficiente, recientemente se ha incorporado María Teresa Amor, otra figura que se cuela en el organigrama de REDEIA sin que nadie pueda explicar por qué. O mejor dicho, sin que nadie se atreva a explicarlo. Porque aquí todos lo saben, pero callan. Y si protestas, eres un facha, un reaccionario, un enemigo del progreso.

Lo que pasa en REDEIA no es un caso aislado. Es el reflejo de un sistema corrompido hasta la médula, donde el PSOE ha instaurado una red de favores cruzados con dinero público, usando las empresas estatales como plataformas de colocación de sus fieles. Todos conocemos ya las amistades y conquistas de José Luis Ábalos que pasaron por Renfe, ADIF, Correos o Puertos del Estado. Pero lo de REDEIA pasa más desapercibido. Y eso lo hace aún más peligroso. Ahora entendemos lo del apagón, lo del mal funcionamiento de los trenes y lo desastroso de todo aquello donde interviene el gobietno de Sánchez.

El personal interno de la empresa, esos trabajadores que llevan años dejándose la piel, está ojiplático ante la deriva que ha tomado la compañía. Ven cómo aterriza esta cúpula directiva hablando de “igualdad”, “inclusión”, “feminismo” y demás eslóganes vacíos, mientras por detrás aplican un modelo de gestión completamente caciquil, donde los derechos laborales son puestos en entredicho. No hay desconexión digital, no hay conciliación, no hay respeto. Lo que hay es una estructura de poder basada en el miedo, el silencio y la sumisión al relato del régimen.

Y por si esto fuera poco, REDEIA no ha dudado en patrocinar el máster de Begoña Gómez, sí, ese máster que está siendo investigado por la Justicia por irregularidades en la contratación pública. La misma Begoña Gómez que aparece constantemente con su marido en actos oficiales, que viaja a África con la agenda institucional del Estado sin cargo oficial, y que ahora se ve implicada en escándalos que salpican de lleno al corazón del poder. ¿Y qué hace la presidente de REDEIA? No se esconde. No se aparta. Al contrario, da likes en redes sociales a las publicaciones de la mujer de Sánchez. Una forma de rendir pleitesía y marcar territorio. Un gesto que dice mucho más que mil comunicados oficiales. El patrocinio de REDEIA a Begoña Gómez, viene en forma de empleados que son enviados a realizar los cursos de la mujer del presidente. 

Y ante todo esto, cabe preguntarse: ¿qué opina el Consejo de Administración de REDEIA? Porque por muy presidente que sea Beatriz Corredor, las decisiones de contratación —especialmente cuando evidencian tintes tan personalistas y escandalosamente arbitrarios— deben contar con el conocimiento y, en última instancia, con la responsabilidad de los miembros del consejo. ¿Van a seguir mirando hacia otro lado mientras se pervierte el espíritu de una empresa pública? ¿Van a continuar avalando con su silencio las decisiones de una presidente que confunde REDEIA con su círculo íntimo de amigas?

El Consejo de Administración de REDEIA se presenta como un órgano "independiente", “profesionalizado” y ajeno a interferencias políticas. ¿De verdad alguien puede creerse ese cuento mientras se multiplican las contrataciones de afinidad personal y afinidad ideológica? ¿Dónde está su papel fiscalizador? ¿Dónde queda su responsabilidad institucional y su deber de transparencia?

Porque no basta con colgar en la web un código ético o una política de gobernanza. Hay que ejercerla. Y si el Consejo consiente estas prácticas sin alzar la voz, se convierte en cómplice de la degeneración de lo público. Y eso también hay que decirlo alto y claro.

REDEIA debería ser una empresa al servicio del interés general. Hoy es el reflejo perfecto del modus operandi del socialismo español: colocar, enchufar, controlar y silenciar. Así funciona el PSOE. Así actúa el sanchismo. Con descaro, impunidad y complicidad mediática.

Pero aún queda algo más fuerte que todos sus likes: la verdad. Y esa, tarde o temprano, terminará imponiéndose, en esta empresa, y en todas aquellas donde con dinero público se colocan amigas, queridas y gentes del partido.

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