
El prostíbulo de Castellana 180 salpica a la familia de Begoña Gómez
El local operó sin licencia durante años y generó beneficios para el entorno familiar de la esposa de Pedro Sánchez
El 9 de mayo de 2007, un grave altercado obligó a la Policía a intervenir en el prostíbulo Sauna Bar. El local estaba ubicado en el número 180 del Paseo de la Castellana, una de las arterias más importantes de Madrid.
Un camarero agredió a un cliente con un vaso de cristal tras una discusión por tres copas valoradas en 400 euros.
Este violento episodio devolvió el foco sobre un establecimiento rodeado de polémica desde los años noventa. Ahora, el escándalo vuelve a resurgir con más fuerza al vincularse su gestión con la familia de Begoña Gómez.
La esposa del presidente Pedro Sánchez estaría relacionada indirectamente con la red de negocios sexuales que incluía este prostíbulo.
Una red de negocios sexuales en manos de los Gómez Serrano
Durante más de una década, los hermanos Gómez Serrano explotaron diversos locales vinculados al mundo de la prostitución.
Entre ellos se encontraba Sabiniano Gómez, padre de Begoña Gómez. Sus negocios operaron en Madrid y otras provincias bajo diferentes nombres y formas jurídicas.
Locales como Sauna Adán, Sauna Maika, Sauna Princesa y el propio Sauna Bar ofrecían servicios sexuales, cada uno orientado a distintos públicos.
El Sauna Princesa, por ejemplo, estaba enfocado al público gay, mientras que el Sauna Bar se centraba en prostitución femenina. Las sociedades San Bernardo 36 SL y RE 121 SL fueron las estructuras empresariales que canalizaron la gestión de estos negocios.

Los beneficios derivados de estas actividades habrían alcanzado a parte del entorno familiar de Gómez. Las acusaciones apuntan a que durante años se generaron importantes ingresos mediante prácticas presuntamente irregulares.
El caso pone en el centro del debate las conexiones empresariales de la familia política del presidente.
Años de actividad ilegal y quejas vecinales constantes
El Sauna Bar de Castellana 180 funcionó de forma irregular desde la década de los noventa. A pesar de su fachada de local exclusivo, operaba sin las licencias necesarias. El Ayuntamiento de Madrid decretó su cierre en 1996 tras múltiples denuncias vecinales.
Sin embargo, el cierre fue solo temporal. Poco tiempo después, el negocio reabrió con una nueva licencia como «sauna con bar», aunque mantuvo sus actividades habituales.
La reapertura no trajo consigo ninguna mejora en la convivencia vecinal, según testimonios recogidos por El Mundo.
Vecinos y conserjes del edificio relatan años de altercados, peleas y situaciones de riesgo. «Las chicas salían medio desnudas a la calle, había droga y peleas constantes», recuerda un trabajador.
También denuncian un «olor insoportable» y un clima de inseguridad que afectaba a toda la zona.
Nueva polémica en el entorno de Moncloa
La vinculación de estos locales con la familia de Begoña Gómez vuelve a sembrar dudas sobre la transparencia del entorno presidencial.
Aunque no hay pruebas de que la esposa del presidente participara directamente en la gestión, las conexiones familiares son claras. Las sociedades usadas para explotar los prostíbulos estuvieron vinculadas durante años al núcleo familiar.

El caso ha reactivado las críticas desde la oposición y medios independientes. Se suma a una serie de controversias que han salpicado al entorno de Pedro Sánchez en los últimos meses. La presión política aumenta, mientras el Gobierno guarda silencio ante las nuevas revelaciones.
Por el momento, ninguna fuente oficial ha aclarado si se investigará el posible origen ilícito de los beneficios.
Tampoco se ha descartado que estas sociedades sigan activas bajo otras formas. El nombre de Castellana 180, cerrado oficialmente hace años, vuelve a ser sinónimo de escándalo.
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