Esta es la polémica oferta exprés con la que Óscar Puente pretende arreglar RENFE
Renfe lanza una oferta exprés para directores sin experiencia, generando dudas sobre un posible interés político
La reciente propuesta del ministro Óscar Puente y el presidente de Renfe, Raül Blanco, de solucionar el caos ferroviario mediante una insólita oferta de empleo público ha generado una fuerte polémica.
Renfe ha lanzado una convocatoria urgente para contratar un director general de Viajeros desde el mercado externo. Un hecho sin precedentes en la historia de la compañía, que siempre había cubierto estos puestos con personal interno de vasta experiencia ferroviaria.
La oferta publicada en el portal de empleo de Renfe deja poco tiempo para presentar candidaturas. Solo una semana, del 9 al 16 de este mes. Entre los requisitos principales, se destaca la exigencia de un título universitario, preferentemente en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
Esta decisión ha generado malestar interno, ya que tradicionalmente los directores generales de Viajeros han sido profesionales con una profunda experiencia en la operativa ferroviaria, independientemente de su formación académica. Los ingenieros de caminos, que Puente parece privilegiar, no han sido la norma en estos cargos.
Lo que agrava aún más la situación es que en la oferta no se exige experiencia ferroviaria. Algo que ha sembrado la sospecha de que el Ministerio de Transportes está utilizando esta situación caótica para "colonizar" áreas clave de Renfe.
En lugar de centrarse en resolver los problemas del servicio, parece que se está desviando la atención hacia una contratación que puede tener motivaciones políticas.
Los gestores comerciales, que día a día lidian con las quejas de los usuarios, están siendo señalados como chivos expiatorios. Pero la realidad es los problemas son más estructurales y van más allá de la gestión de los viajes.
No se requiere experiencia previa en el sector
Además del puesto de director general de Viajeros, Renfe ha abierto otras dos convocatorias. Responsable del Servicio Público, Planificación y Desarrollo Estratégico de Movilidad Urbana, y la de responsable de Coordinación de Seguridad.
En ambos casos, se repite el mismo patrón: la preferencia por ingenieros de caminos y la ausencia de un requisito de experiencia previa.
El cargo de Movilidad Urbana es particularmente preocupante porque se trata de una posición clave dentro del organigrama de la Dirección General de Viajeros.
Este puesto, que supervisa la planificación y modificación de servicios y la gestión del sistema tarifario, exige experiencia en consorcios de transporte de viajeros. Pero no se menciona ni un solo requisito relacionado con el conocimiento del sector ferroviario.
Esta omisión parece indicar que Renfe está buscando perfiles más cercanos a otros modos de transporte. Algo que podría resultar en una desconexión entre las necesidades reales de los usuarios del tren y la visión de los nuevos gestores.
La reciente llegada de Marta Serrano, la nueva secretaria general del Ministerio de Transportes, alimenta la percepción de que se está favoreciendo a profesionales ajenos al mundo ferroviario.
Parece que, en lugar de buscar soluciones desde dentro, el gobierno está apostando por perfiles externos. Esto genera incertidumbre sobre la dirección que tomará Renfe en los próximos años.
El tercer puesto que también sale a concurso es el de responsable de Coordinación de Seguridad. Este departamento ha sido creado hace apenas un año y tiene como misión abarcar desde la vigilancia de la red hasta la seguridad interna.
Esta convocatoria también ha levantado cejas, ya que está restringida a personal del sector público con más de diez años de experiencia. Además, sin mencionar ninguna exigencia de conocimiento en seguridad ferroviaria.
En resumen, la oferta de empleo público lanzada por Renfe bajo la supervisión de Óscar Puente no solo es insólita, sino que genera dudas sobre las verdaderas intenciones del gobierno. En lugar de enfocar sus esfuerzos en mejorar la infraestructura y el mantenimiento, parece estar más interesado en colocar a perfiles externos, ajenos al sector, en posiciones clave.
Esto no solo desvía la atención de los problemas reales, sino que también pone en riesgo la eficiencia de un sistema ferroviario en crisis. La solución que se plantea parece más política que técnica, y difícilmente resolverá los problemas estructurales de Renfe.
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