
Pedro Sánchez pierde apoyos dentro del PSOE mientras crece la tensión en el partido
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La tormenta política desatada por la intervención de la UCO en la sede del PSOE y en el Ministerio de Transportes ha desatado un seísmo interno en el partido de Sánchez.
La clonación de correos electrónicos del número tres del PSOE, Santos Cerdán, ha dejado en estado de shock a la cúpula socialista. El presidente del Gobierno, en silencio desde hace días, evita la exposición pública mientras sus críticos internos y la oposición cargan con fuerza.
Desde que la Guardia Civil entró en Ferraz y Transportes, las llamadas y los mensajes encriptados entre dirigentes no cesan.
En el partido se ha instalado una atmósfera de pánico contenida, con escenarios que van desde una reestructuración orgánica hasta la dimisión de Sánchez.
El presidente, que no tiene agenda oficial desde el pasado miércoles, ha optado por replegarse en La Moncloa. Para consultar con su círculo de fieles más cercano: entre ellos, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del PSC, Salvador Illa, y la expresidenta del PSOE, Cristina Narbona.

Durante estos días, Sánchez ha mantenido reuniones discretas con socios clave de investidura como ERC, PNV y Bildu, en un intento por mantener intacto el respaldo parlamentario que sostiene su gobierno.
Sin embargo, canceló su asistencia al Congreso de CCOO, uno de sus actos previstos. Lo que ha sido interpretado como señal de debilidad y tensión interna.
El paralelismo con lo sucedido en abril pasado, cuando Sánchez desapareció cinco días tras la imputación de su esposa, ha vuelto a instalarse en los mentideros políticos. En aquella ocasión, su silencio culminó en una comparecencia para reafirmarse en el cargo. Hoy, el escenario es aún más inestable.
Dirigentes históricos del PSOE hablan ya de "vértigo institucional" y de la necesidad de preparar una sucesión ordenada si Sánchez no logra resistir.
Algunos proponen incluso que Zapatero asuma un rol de transición o que Illa, con buena valoración en Cataluña, tome el relevo. La fractura interna es cada vez más evidente: cuadros medios y altos del partido critican abiertamente la deriva del sanchismo. Que desde 2017 centralizó el poder en un reducido grupo de leales como Cerdán, Ábalos y el propio Koldo García.
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