
La obsesión de Urtasun con la tauromaquia que podría pasarle factura
Mientras el Congreso dijo “no” a eliminar la protección del toreo, el ministro aplaude a quienes intentan acabar con su estatus legal
Ernest Urtasun vuelve a situarse contra sus obligaciones constitucionales como ministro de Cultura al atacar la tauromaquia.
Esta semana, el ministro se reunió con las promotoras de la fallida ILP “No es mi cultura”, buscando eliminar la protección legal. Dicha protección está reconocida por la Ley 18/2013, que declaró la tauromaquia como parte del patrimonio cultural de España.
El gesto de Urtasun reabre un debate ya resuelto por el Congreso y cuestiona su compromiso con la defensa de todas las culturas. La iniciativa “No es mi cultura”, respaldada por 664.777 firmas validadas, fue rechazada en el Congreso con una amplia mayoría. Pese al rechazo, Urtasun prometió mantener “canales de diálogo” con las impulsoras de la propuesta, ignorando el mandato legislativo.
Mientras el Congreso dijo “no” a eliminar la protección del toreo, el ministro aplaude a quienes intentan acabar con su estatus legal.
La reunión con Aïda Gascón, Marta Esteban y Ruth Manzanares se celebró en un “clima constructivo”, según confirmaron las propias activistas. Las portavoces no ocultaron su intención de volver a presentar la ILP, esta vez con el respaldo institucional del Ministerio de Cultura.

En lugar de recordarles que su deber es proteger el patrimonio cultural, Urtasun ofreció facilidades para su ofensiva contra la tauromaquia.
Este respaldo desde el Gobierno a un movimiento contrario a la ley preocupa en los sectores que viven del arte del toreo.
No es la primera vez que Urtasun muestra afinidad por posiciones ideológicas que chocan con su papel como garante del pluralismo cultural. El ministro, lejos de representar a toda la cultura, actúa según convicciones personales que excluyen manifestaciones reconocidas por ley. Miles de profesionales, ganaderos y artistas del mundo taurino denuncian sentirse ignorados por el titular de Cultura del Gobierno.
La tauromaquia no solo es una tradición, sino también una industria que genera empleo y riqueza en numerosas regiones españolas.
El rechazo ministerial a este legado cultural contrasta con su apoyo explícito a movimientos que buscan su desaparición legal. El Congreso, máximo representante de la voluntad popular, ya se pronunció y cerró el debate, pero Urtasun insiste en reabrirlo.

El gesto del ministro evidencia una política cultural selectiva, donde solo se protege aquello que encaja con su ideología.
Desde el entorno taurino reclaman respeto institucional y denuncian la marginación de una práctica con respaldo jurídico y social.
La tauromaquia sigue siendo símbolo de identidad, historia y libertad cultural reconocida por ley desde hace más de una década. Urtasun, en su intento de contentar a los sectores más radicales, se aleja de la neutralidad que exige su cargo ministerial.
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