
`No queremos inmigrantes´, así rechazaban los japoneses el programa de intercambio
Japón termina retirando el programa de intercambio con naciones africanas por la presión de los ciudadanos
La sociedad japonesa ha demostrado firmeza al rechazar la inmigración masiva y proteger sus valores tradicionales. Su presión obligó a JICA a retirar un proyecto que pretendía vincular ciudades niponas con naciones africanas. El pueblo dejó claro que no aceptará intentos encubiertos de sustituir su identidad.
El plan JICA Africa Hometown, lanzado en agosto en la conferencia de Yokohama, buscaba disfrazar como “multiculturalidad” una apertura total del país. Japón no quiere repetir los errores de Inglaterra, Francia o España, donde la inmigración descontrolada trajo delincuencia y perdida de los valores occidentales. Los japoneses supieron anticiparse y defender su seguridad.

Las protestas ciudadanas fueron contundentes: llamadas, correos y presión constante a los ayuntamientos. La voz del pueblo prevaleció, obligando a JICA y al Ministerio de Exteriores a detener la iniciativa. Este es un ejemplo de cómo una nación unida puede frenar políticas que ponen en riesgo su futuro
El propio presidente de JICA reconoció que la polémica hacía imposible continuar. Aunque intentó justificar el plan como cooperación benéfica, el rechazo ciudadano fue más fuerte y demostró que Japón no cederá en proteger su cultura. El mensaje es claro: primero está la nación y su gente.
En el futuro, JICA afirma que replanteará sus proyectos de cooperación. Sin embargo, los japoneses vigilarán que no se utilice la solidaridad como excusa para abrir las puertas a la inmigración masiva. Japón ha marcado un camino que otros países deberían seguir si quieren preservar su identidad.
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