
Manifestación del 8M en Madrid: feminismo entre escándalos y contradicciones
El evento estuvo teñido por los recientes escándalos sexuales que afectan a figuras del PSOE, Sumar y Podemos
La manifestación del 8M en Madrid estuvo marcada por la contradicción de políticos señalados por abusos marchando por la igualdad.
Miles de personas asistieron a la protesta, aunque la afluencia se vio reducida por la lluvia y el descontento con el feminismo oficialista.
El evento estuvo teñido por los recientes escándalos sexuales que afectan a figuras del PSOE, Sumar y Podemos, sembrando dudas sobre su compromiso.
Uno de los nombres más polémicos es Íñigo Errejón, ex portavoz de Sumar, quien fue acusado de una agresión a una mujer en plena calle.
Otro caso es el de Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, quien ha sido denunciado por acoso y abuso de poder contra varias mujeres.

José Luis Ábalos, exministro de Transportes del PSOE, también se encuentra en el ojo del huracán por su relación con una prostituta.
Ábalos habría escogido a su pareja de un catálogo de escorts y le habría pagado un piso con dinero público en la Torre de Madrid.
Resulta llamativo que la manifestación finalizara en la Plaza de España, cerca de donde vivía su amante, ahora clave en la investigación judicial.
El 8M organizado por la Comisión 8M se presentó como "transinclusivo" y tuvo como lema "Feministas antirracistas, ¡a las calles!".
La manifestación inició en la glorieta de Atocha y avanzó por el centro de Madrid hasta Plaza de España, donde se leyó el manifiesto.
El documento reclamó el fin de la violencia machista, pero evitó mencionar los casos de abuso en el entorno del Gobierno de Sánchez.
Para muchos, esto demuestra la hipocresía de un feminismo que solo denuncia cuando le conviene y calla ante los escándalos propios.
Las condiciones climáticas afectaron la asistencia y obligaron a cancelar marchas en otras ciudades como Ávila, Málaga y Huelva.
Pese a la lluvia, el Gobierno quiso dar un golpe de efecto con una fuerte presencia de ministras como Ana Redondo e Irene Montero.
Sin embargo, la imagen de Montero quedó desgastada tras su apoyo a la ley del "solo sí es si", que benefició a cientos de agresores sexuales.
Las críticas al feminismo oficialista también llegan desde sectores feministas clásicos, que acusan al 8M de traicionar sus principios.
Muchas mujeres consideran que el movimiento ha sido instrumentalizado por la izquierda, perdiendo credibilidad en sus reivindicaciones.
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