
Las vacaciones de Pedro Sánchez en Lanzarote donde 'no es bienvenido' y su precio
Sánchez ha convertido este lugar en su refugio habitual durante las vacaciones, pero ahora no le quieren allí
Pedro Sánchez ya prepara sus vacaciones de verano. Una vez más, su destino será Lanzarote. El presidente del Gobierno volverá a alojarse en el palacio de La Mareta, en la localidad de Teguise.
Se trata de una residencia oficial de lujo, cuyo mantenimiento cuesta 10.000 euros al mes. Un enclave exclusivo a cargo del erario público.
La Mareta fue cedida por el rey Hussein de Jordania a la Casa Real española. Felipe VI permite su uso al presidente del Gobierno.

Sánchez ha convertido este lugar en su refugio habitual durante las vacaciones. Allí estará en los primeros días de agosto junto a su mujer, Begoña Gómez.
El viaje se producirá en pleno torbellino político. Begoña Gómez, su esposa, está imputada por presunta corrupción.
También su hermano, David. A eso se suma el caso Koldo, que salpica a su círculo más cercano.
José Luis Ábalos, exministro y figura clave del PSOE, está investigado. Santos Cerdán, actual secretario de Organización, también. Uno de ellos, incluso, permanece en prisión provisional.
Pese a este contexto, Sánchez no cambiará de destino. Ni las protestas locales ni los escándalos judiciales han frenado sus planes.
Desde Canarias, las críticas han sido duras. El presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort (Coalición Canaria), mostró su rechazo en mayo.
Señaló que Sánchez ignora la crisis migratoria que sufre la isla. Dijo también que había pedido al rey Felipe VI que no le prestara más La Mareta, para que el presidente se pagara su propio alojamiento.

La líder del PP en Lanzarote, Astrid Pérez, fue aún más contundente. Hace dos semanas declaró que Sánchez “no es bienvenido ni digno de esta isla”.
Y añadió: “Su sola presencia contamina. Aquí tampoco le queremos”.
Pérez, que también preside el Parlamento de Canarias, calificó al jefe del Ejecutivo como “un presidente perseguido por la corrupción”. Para ella, Lanzarote no puede ser su refugio.
El uso de La Mareta por parte de Sánchez ha sido una constante desde su llegada al poder. En anteriores ocasiones también provocó malestar entre los residentes y representantes políticos de la isla.
La residencia, lujosa y apartada, está gestionada por Patrimonio Nacional. Su mantenimiento y personal corren a cuenta del Estado.
La polémica por sus estancias no es nueva, pero este año cobra más peso. Los casos judiciales, el rechazo institucional y el ambiente de crispación política marcan el verano del presidente. Aun así, Sánchez mantiene su agenda vacacional sin cambios.
El precio del descanso presidencial no es solo económico. También es político. Y en Lanzarote, cada vez cuesta más.
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