
Golpe duro de Meloni a la okupación: penas de cárcel de hasta siete años
Italia aprueba la ley de seguridad de Giorgia Meloni para dar la batalla a los okupas
El gobierno italiano, liderado por la primer ministro Giorgia Meloni, ha dado un paso firme en su lucha contra la ocupación ilegal de viviendas. Esto, con la aprobación del nuevo Decreto de Seguridad. Esta normativa, que ha generado un amplio debate, introduce penas de hasta siete años de cárcel para quienes ocupen propiedades privadas sin autorización.
Además, agiliza los desalojos, refuerza la protección a personas mayores frente a estafas y fortalece las competencias de la policía. Meloni ha defendido la ley afirmando que “la legalidad es un pilar de la libertad”.

La nueva legislación establece medidas contundentes contra los okupas. Las autoridades podrán actuar con mayor rapidez para desalojar viviendas ocupadas ilegalmente, un problema que ha generado preocupación en Italia durante años.
La pena de prisión para este delito puede llegar hasta los siete años, una sanción que busca disuadir estas prácticas. Además, la ley incluye castigos para otros actos de desorden público. Entre estos, como bloquear carreteras o vías férreas, con penas que van de un mes a dos años, según la gravedad del caso.
El decreto también pone énfasis en proteger a los sectores más vulnerables. Se han introducido medidas para combatir estafas dirigidas a personas mayores, un problema creciente en el país.
Asimismo, la normativa refuerza el rol de las fuerzas de seguridad, otorgándoles herramientas para actuar con mayor eficacia. Estas disposiciones han sido bien recibidas por sectores que demandaban mano dura contra la delincuencia.
Sin embargo, la ley no está exenta de críticas. Algunos colectivos sociales han expresado su preocupación, argumentando que las penas podrían ser desproporcionadas y afectar a personas en situación de vulnerabilidad. Por su parte, Meloni insiste en que el objetivo es garantizar la seguridad y el respeto a la propiedad privada.
La aprobación de esta ley marca un hito en la agenda de seguridad del gobierno de Meloni. Su implementación será clave para evaluar su impacto en la sociedad italiana.
Mientras tanto, el debate sobre el equilibrio entre legalidad y derechos sociales continúa. Este decreto, sin duda, seguirá generando reacciones en los próximos meses.
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