Golpe duro a García Ortiz: el juez tumba las artimañas de su defensa

La investigación contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos en el Tribunal Supremo ha desatado un intenso debate. A pocos días de que el juez instructor, Ángel Hurtado, cierre la fase de instrucción, la estrategia de defensa del fiscal general está siendo el centro de todas las miradas.

Desde que el Supremo asumió el caso el pasado 16 de octubre, el juez ha emitido más de 40 resoluciones. Estas, entre autos y providencias, en respuesta a los continuos escritos presentados por la defensa de García Ortiz.

El principal punto de fricción es lo que el propio juez Hurtado ha calificado como “nula colaboración” por parte del investigado. García Ortiz habría borrado el contenido de sus teléfonos móviles y de su correo electrónico, lo que ha complicado el desarrollo de la investigación. Sin embargo, la estrategia de su abogado, José Ignacio Ocio Martínez, va más allá.

La defensa busca no solo entorpecer el proceso, sino también forzar algún error del juez que pueda ser aprovechado en el futuro, especialmente si el caso llega al Tribunal Constitucional.

En el Tribunal Supremo, las opiniones sobre la actuación de Ocio Martínez están divididas. Algunos magistrados consideran que su estrategia es “agresiva, pero legítima”, dentro de los márgenes de una defensa sólida.

Otros, sin embargo, opinan que el abogado “se está pasando de frenada”. Esto, con tácticas que podrían interpretarse como un intento de desacreditar la instrucción.

Esta percepción se refuerza con las denuncias presentadas por la defensa, que acusa al juez de vulnerar derechos fundamentales, invocando los artículos 18 y 24 de la Constitución. Además, Ocio Martínez ha recurrido varias resoluciones de Hurtado ante la Sala de Apelaciones del Supremo. Un movimiento que se considera un paso previo para un eventual recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

El juez Hurtado, consciente de la presión, actúa con extrema cautela para evitar cualquier irregularidad que pueda comprometer el proceso. Aunque recurrir autos durante la instrucción no es habitual, la estrategia de la defensa apunta a construir un caso sólido para futuras instancias.

Mientras tanto, en los pasillos del Supremo, la pregunta sigue en el aire. ¿Es esta una defensa audaz o un intento desesperado por ganar tiempo? Sea como fuere, el desenlace de este caso marcará un precedente en el ámbito judicial español.