El Gobierno negocia con Junts competencias de inmigración a cambio de apoyo político
El giro de Junts en este tema genera cuestionamientos éticos sobre el papel de la política en la gestión de la migración
Junts, pasó de rechazar enérgicamente el reparto de menores migrantes llegados a Canarias a negociar con el Gobierno de Pedro Sánchez, condicionando su apoyo a mayores competencias autonómicas. La reforma de la Ley de Extranjería podría ser el eje central de un acuerdo. Que algunos califican de trueque político, más que de solución a la crisis migratoria.
El Ejecutivo busca cerrar filas con Junts para sacar adelante un mecanismo legal que permita la distribución obligatoria de Menas entre las comunidades autónomas. Este pacto, que podría concretarse esta misma semana, ha desatado fuertes críticas, por lo que muchos consideran una instrumentalización política de la crisis humanitaria.
El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, confirmó que las conversaciones con Junts llevan más de un año. Según Torres, el Gobierno está dispuesto a avanzar en la descentralización administrativa como parte de su modelo territorial. Aunque evitó aclarar si estas negociaciones incluyen el traspaso de competencias de inmigración a Cataluña, una de las principales demandas de Junts.
"Estamos en un Estado autonómico en el que la descentralización es una realidad. Hay quienes apuestan por centralizar servicios, pero nosotros no", afirmó Torres en una entrevista. Sin embargo, esta afirmación contrasta con las sospechas de que el Ejecutivo estaría entregando competencias clave como moneda de cambio para garantizar su supervivencia política.
Por su parte, Salvador Illa, presidente de la Generalitat, ya adelantó que la transferencia de competencias en inmigración está "al caer". Durante un debate parlamentario, Illa celebró la posibilidad de que Cataluña gestione directamente estas competencias. Abriendo la puerta a que los Mossos d’Esquadra asuman roles en puertos y aeropuertos.
"Nos alegraremos de tener esas competencias, pero no escondemos la cabeza bajo el ala. La inmigración debe gestionarse con responsabilidad", declaró Illa. Estas palabras han levantado suspicacias entre críticos que señalan que Cataluña podría priorizar intereses políticos sobre soluciones efectivas y solidarias.
La propuesta también llega en un contexto de tensión con otras comunidades autónomas, como Canarias. Fernando Clavijo, presidente canario, no ocultó su descontento y adelantó que, si la reforma de la Ley de Extranjería no avanza en la Conferencia de Presidentes, presentará un decreto ley alternativo.
Este texto contaría con el apoyo parlamentario de Junts. Lo que demuestra cómo las negociaciones entre el Ejecutivo y el partido catalán influyen directamente en las políticas migratorias nacionales.
El giro de Junts
El giro de Junts en este tema genera cuestionamientos éticos sobre el papel de la política en la gestión de la migración. En julio, el partido rechazó categóricamente acoger menores llegados a Canarias, argumentando la saturación de sus propios recursos. Sin embargo, ahora parecen dispuestos a apoyar un reparto nacional a cambio de más poder autonómico.
Esta estrategia ha provocado una ola de críticas por parte de la oposición. Que acusa al Gobierno de Pedro Sánchez de "mercadear" con los Menas para garantizar apoyos políticos en el Congreso. "Utilizar la crisis migratoria como moneda de cambio político es inaceptable", denunció un portavoz del Partido Popular, que exige un enfoque más solidario y coordinado a nivel nacional.
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