
El futuro del cónclave: tensiones, manipulaciones y desafíos para elegir al nuevo Papa
A las revelaciones del Papa Francisco sobre maniobras políticas en cónclaves pasados, se suma ahora un nuevo escándalo
El cónclave convocado para elegir al sucesor del Papa Francisco en mayo de 2025 ha quedado marcado por una creciente ola de polémicas. Que amenazan con enturbiar uno de los procesos más sagrados de la Iglesia Católica.
A las revelaciones del Papa Francisco sobre maniobras políticas en cónclaves pasados, se suma ahora un nuevo escándalo. El rejuvenecimiento administrativo del cardenal keniano John Njuem para poder participar como elector en la votación.
Según ha revelado el medio italiano Avvenire, el arzobispo emérito de Nairobi figuraba en los registros eclesiásticos como nacido el 31 de diciembre de 1944. Lo que le habría dejado fuera del cónclave por superar el límite de edad de 80 años.
Sin embargo, en abril de 2024, una misteriosa modificación en el Anuario Pontificio alteró su fecha de nacimiento al 1 de enero de 1946. Situándolo súbitamente entre los 133 cardenales con derecho a voto.
La explicación oficial apunta a que, al no conocerse con certeza la fecha exacta de su nacimiento, se aplicó una práctica habitual de registrar el 31 de diciembre como día orientativo. Sin embargo, el "rejuvenecimiento" por dos años justo antes del cónclave ha sido interpretado por muchos como una maniobra deliberada para asegurar su participación y, potencialmente, su elegibilidad como papable.

Este episodio recuerda al caso del cardenal polaco Henryk Gulbinowicz, quien también tuvo registros alterados. Aunque en su caso no logró beneficiarse del error: fue excluido del cónclave de 2005 al confirmarse su verdadero año de nacimiento.
La controversia en torno a Njuem se suma al ya polémico intento del cardenal italiano Angelo Becciu. De formar parte del cónclave a pesar de haber sido condenado en 2023 a cinco años y seis meses de prisión por corrupción financiera. Aunque el Papa Francisco le retiró los privilegios cardenalicios en 2020, Becciu sigue figurando oficialmente como cardenal, lo que ha desatado una batalla legal y eclesial sobre su derecho a participar.
La tensión no termina ahí. En su libro El Sucesor, el Papa Francisco denunció presiones y maniobras políticas durante el cónclave de 2005 para impedir la elección de Joseph Ratzinger. Así como intentos similares previos a su propia elección en 2013.

Francisco relató cómo su nombre fue usado estratégicamente por facciones internas, y cómo debió rechazar ser elegido para evitar convertirse en pieza de una jugada política.
Mientras tanto, el Papa ha tenido que desmentir rumores sobre supuestos cambios en las reglas del cónclave, como la posibilidad de incluir laicos y mujeres en el proceso. En su autobiografía Vida. Mi historia a través de la Historia, tildó esas versiones de “invenciones” sin fundamento.
Con 133 cardenales menores de 80 años tras excluirse a dos por razones aún no aclaradas. El cónclave del 2025 se enfrenta a uno de los escenarios más complicados de la historia reciente. A la diversidad geográfica y teológica de los participantes se suma ahora un clima de desconfianza y escándalo que amenaza con minar la legitimidad del proceso.
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