La extrema izquierda y los catalanistas utilizan la tragedia de la DANA manifestándose

Este sábado, Valencia fue escenario de una masiva manifestación impulsada por organizaciones de izquierda y grupos independentistas, incluyendo Compromís, Podemos y varias entidades pancatalanistas, que exigían la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. La protesta se convocó en respuesta a la trágica riada que ha dejado al menos 215 fallecidos en la provincia de Valencia, y reunió a decenas de miles de personas que marcharon desde la plaza del Ayuntamiento hasta el Palau de la Generalitat. La manifestación, que transcurrió inicialmente de forma pacífica, culminó con disturbios y enfrentamientos cuando un grupo de manifestantes lanzó bengalas hacia el edificio del Ayuntamiento.

El lema de la protesta, "Mazón dimisión", refleja una realidad muy distinta a la denuncia por la pésima gestión del gobierno central de la DANA. Estos grupos de extrema izquierda pancatalanista han salido a la calle principalmente en respuesta a los recortes que la administración de Mazón ha implementado en las subvenciones destinadas a algunas de las organizaciones convocantes. Entidades como Acció Cultural del País Valencià (ACPV) y Escola Valenciana, que anteriormente recibían importantes subvenciones bajo el gobierno de Ximo Puig, han visto reducidos estos fondos, y que interpretan como un golpe a las organizaciones culturales y educativas catalanista.

El Partido Popular de la Comunidad Valenciana emitió un comunicado acusando a los organizadores de aprovechar la tragedia para fines políticos. En el comunicado, el PP afirmó que “las entidades catalanistas de los 'Països Catalans' vienen a montar lío y colapsar la ciudad de Valencia”, criticando la instrumentalización de la catástrofe por parte de estos grupos.

La manifestación terminó con cargas policiales en el centro de la ciudad, dejando un ambiente de contrastes en comparación con las restricciones impuestas en otras protestas recientes, como las de Ferraz en Madrid. La situación ha puesto en relieve el conflicto latente entre la administración de Mazón y los sectores independentistas y progresistas de la Comunidad Valenciana, intensificando la polarización en torno a la gestión de la crisis y las políticas del actual gobierno autonómico.