
El contraste entre las vacaciones de Sánchez y Meloni: gasto público y privacidad
A diferencia de Meloni, Sánchez no paga gastos de estancia, ya que son cubiertos con fondos públicos del presupuesto de Presidencia
La comparación entre las vacaciones de Pedro Sánchez y Giorgia Meloni ha reavivado el debate sobre el gasto público en Europa.
La primera ministra italiana inició ayer su descanso en Apulia, alojándose en una villa privada pagada con su salario personal. Meloni, como en años anteriores, busca discreción y privacidad durante sus días libres, sin recursos públicos ni residencias oficiales. En 2023 y 2024, la mandataria italiana pasó sus vacaciones en casas rurales de Ceglie Messapica, con un coste de 1.370 euros noche.
Este año, medios italianos señalan que se hospeda en el valle de Itria, cerca de Locorotondo, junto a su hija y allegados. Las vacaciones de Meloni se convierten en reclamo turístico para la región de Apulia, sin afectar la actividad normal de la zona.

En Italia, el Parlamento suspende en agosto sus labores y es costumbre que los políticos disfruten de vacaciones estivales privadas.
Mientras tanto, Pedro Sánchez ha elegido de nuevo la isla de Lanzarote para pasar sus vacaciones oficiales durante el mes de agosto.
El presidente español se aloja en la Residencia Real de La Mareta, propiedad del Estado y gestionada por Patrimonio Nacional. A diferencia de Meloni, Sánchez no paga gastos de estancia, ya que son cubiertos con fondos públicos del presupuesto de Presidencia. El coste en manutención en La Mareta ascendió a 44.175 euros entre 2022 y 2024, según datos del Portal de Transparencia.
Cada año, la media en comida y bebida para Sánchez y sus acompañantes supera los 15.000 euros de fondos públicos asignados. Además, el presidente despliega un dispositivo de seguridad con 20 escoltas y 40 guardias civiles durante sus vacaciones estivales. Una patrullera de la Guardia Civil vigila la costa de Teguise para impedir grabaciones y proteger la zona de exclusión marítima.
Sánchez cuenta con cuatro coches oficiales en Lanzarote y aeronaves militares como el Falcon y el Super Puma para desplazamientos. Los agentes de seguridad se alojan en hoteles cercanos, algunos en condiciones limitadas, lo que eleva los costes del operativo.

Los relevos continuos de agentes del GRS requieren refuerzos desde otras regiones, generando un gasto añadido en desplazamientos y turnos.
También se alquilan vehículos de alta gama para cubrir traslados del presidente, su familia y el personal durante la estancia.
En contraste, Meloni afronta los gastos de sus vacaciones, gestionados con recursos propios y sin implicaciones en la seguridad estatal. El presidente de Italia, Sergio Mattarella, ha optado este año por la montaña en Val di Siusi, siguiendo la tradición de discreción.
La diferencia entre ambos líderes evidencia la disparidad en el uso de recursos públicos en vacaciones oficiales en Europa.
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