
Cintora y Ruiz: fracasos de audiencia y ataques a EDATV en RTVE
Dos rostros de RTVE con historial de derrotas mediáticas usan la pantalla pública para arremeter contra voces críticas.
La televisión pública española atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia democrática. Radiotelevisión Española (RTVE), es un ente financiado con dinero público y creada para garantizar un servicio informativo plural, independiente y riguroso.
Sin embrago, ha sido convertida por el gobierno de Pedro Sánchez en una herramienta propagandística al servicio del PSOE y sus socios parlamentarios.
El Consejo de Informativos ha iniciado una investigación de oficio sobre Mañaneros 360 y Malas Lenguas, presentados por Javier Ruiz y Jesús Cintora. Esta decisión marca un punto de inflexión ante las reiteradas denuncias internas por falta de pluralidad y objetividad.
Numerosos profesionales de RTVE han denunciado una preocupante deriva sectaria, donde el relato oficial del Ejecutivo se impone sin contraste ni crítica.
Programas al servicio del poder
La historia se repite. Jesús Cintora ya protagonizó un escándalo similar con Las cosas claras en 2020. El espacio fue duramente criticado por su parcialidad, su producción externa —prohibida por la ley que rige RTVE— y su falta de éxito en audiencia.

Tras apenas medio año en antena, fue cancelado por su sesgo y su fracaso de audiencia. Pese a ello, Cintora ha vuelto a tener una ventana pública.
Javier Ruiz, por su parte, dirigió en 2022 Las Claves del Siglo XXI, un programa de análisis político que prometía basarse en datos objetivos. Acabó siendo acusado de manipulación y falta de pluralidad.
El abandono en directo del exministro Eduardo Serra, tras sentirse “linchado”, fue una muestra clara del deterioro del formato. El espacio apenas alcanzaba un 4,5 % de cuota de pantalla antes de su cancelación.
El regreso de ambos periodistas con nuevos formatos en 2025 ha provocado indignación dentro y fuera de RTVE. Mañaneros 360 y Malas Lenguas repiten patrones ya denunciados. Tertulias con voces mayoritariamente afines al gobierno, ataques personales a quienes disienten y un uso tendencioso del lenguaje.
Profesionales de la casa han expresado su negativa a participar en estos espacios, calificándolos de “vergüenza para la profesión”.
Denuncian un desprecio absoluto por las normas recogidas en el Manual de Estilo, el Marco y la Ley de Radio y Televisión de titularidad estatal. Todos estos documentos exigen neutralidad, veracidad y pluralismo.
Sorprende que la investigación del Consejo no se extienda a otros espacios igualmente polémicos, como La Hora de La 1, presentado por Silvia Intxaurrondo.
Este programa matinal ha sido señalado por sus críticas blandas al gobierno y su tono abiertamente hostil hacia la oposición.
Muchos se preguntan si esta periodista cuenta con algún tipo de protección interna o privilegios. El doble rasero a la hora de aplicar el control ético solo contribuye a aumentar las sospechas sobre una manipulación organizada.
El escándalo del documental 7291
Uno de los casos más alarmantes ha sido el documental 7291, emitido por La 2 y Canal 24H en el quinto aniversario de la pandemia.
En lugar de rendir homenaje a las víctimas, el programa fue acusado de instrumentalizar su memoria y cargar contra los rivales políticos del gobierno.
Los trabajadores de RTVE denunciaron su producción externa y su absoluto desprecio por los principios editoriales.
El documental omitió datos clave, como la negligencia en la autorización de manifestaciones masivas en marzo de 2020. Tampoco mencionó la falta de pruebas sobre el supuesto comité de expertos que asesoraba al Ejecutivo.

La gestión de José Pablo López al frente de RTVE ha sido clave en este deterioro. Bajo su presidencia, la televisión pública ha perdido credibilidad, audiencia e independencia.
La compra de productos externos con sesgo ideológico y el ascenso de presentadores afines al gobierno forman parte de una estrategia que ha sustituido el servicio público por una agenda partidista.
Conclusión: la urgencia de un giro ético
El Consejo de Informativos ha dado el primer paso al abrir esta investigación. Pero la regeneración de RTVE exige mucho más: depurar responsabilidades, revisar la cúpula directiva y garantizar la neutralidad de sus contenidos.
Una televisión pública no puede convertirse en una extensión del gabinete de prensa del gobierno. Los ciudadanos merecen una RTVE al servicio del interés general, no de una ideología o de un partido. La pluralidad no es una opción: es una obligación democrática.
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