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Un hombre sonriente en un entorno formal con una imagen de un tren de Renfe en un círculo rojo superpuesto en la esquina superior izquierda.
POLÍTICA

El caos en Atocha que vuelve a sacar los colores a Óscar Puente y su gestión

El nuevo incidente ha afectado gravemente a los usuarios de Atocha

Renfe se ha visto obligada a pedir a los usuarios del AVE que eviten acudir a la estación de Puerta de Atocha. Al menos antes de las 8:00 de la mañana. ¿El motivo? Retrasos generalizados provocados por el robo de cable en distintos tramos de la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla.

Hombre con gafas y traje oscuro sosteniendo un teléfono móvil y un bolígrafo en un entorno de oficina.

El incidente, que tuvo lugar el domingo, dejó varados a más de 10.000 pasajeros y afectó a una treintena de trenes. Sin embargo, más allá del sabotaje, lo preocupante es la reacción de las autoridades ferroviarias y, en particular, la falta de reflejos en la gestión de este tipo de emergencias.

Desde la propia cuenta de InfoRenfe en X (antes Twitter), se lanzó una recomendación a los viajeros. En concreto, con destino a Toledo, Puertollano y Andalucía para que no se presentaran en la estación hasta bien entrada la mañana, en un intento por evitar aglomeraciones. Pero esa medida no soluciona el problema de fondo: la falta de previsión, la ausencia de alternativas reales y la desinformación absoluta.

Un hombre con traje y corbata está sentado en un sillón de madera en un entorno formal.

Juan Bravo, vicesecretario económico del Partido Popular y uno de los afectados, expresó públicamente su malestar. Según denunció, se permitió a los pasajeros subir a los trenes sin ofrecer soluciones alternativas. Sin avisos claros y sin ninguna consideración hacia personas mayores o familias con niños.

La crítica es dura, pero necesaria: “Es un gobierno incompetente, que ya no está a la altura de lo que merecen los ciudadanos”, afirmó.

La realidad es que el desorden se ha convertido en norma. Lo excepcional ahora es que los trenes lleguen a tiempo. Bajo la gestión de Óscar Puente, el sistema ferroviario ha ido acumulando episodios de ineficiencia y caos.

Sucesos que dañan la imagen del servicio público y, lo que es peor, afectan directamente a miles de personas cada semana.

No se trata solo de un robo de cables, sino del reflejo de una dirección incapaz de anticipar, responder o siquiera comunicar con claridad. ¿Cuántos avisos más necesita este Gobierno para entender que el transporte no se improvisa?

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