
La brutal polémica de 'mordidas' que persigue a Cristina Narbona desde hace años
El informe de la UCO se centra en la labor de una de las empresas investigadas en la trama Azud: Grupo Axis
El PSOE ya tiene relevo, aunque provisional. Tras la salida de Santos Cerdán, el partido ha optado por una Secretaría de Organización colegiada e interina. El anuncio se ha hecho oficial este lunes, en la primera reunión de la dirección socialista desde que estalló la crisis.
El nuevo equipo lo forman cuatro dirigentes. Cristina Narbona, presidenta del PSOE.
Ana María Fuentes, gerente del partido. Montse Mínguez, responsable de Trabajo y Economía Social. Y Borja Cabezón, secretario de Acción Democrática y Transparencia.

Los cuatro ejercerán de forma conjunta las funciones que antes tenía Cerdán. Se mantendrán en el cargo hasta el próximo Comité Federal, previsto para el 5 de julio. Allí se presentarán “medidas de control y regeneración”, según han confirmado fuentes del partido.
La dirección del PSOE ha querido actuar con rapidez. La dimisión de Cerdán, tras verse implicado en el caso de presuntas comisiones ilegales, dejó un vacío en el núcleo duro de Pedro Sánchez. El partido busca ahora estabilidad interna y reacción política ante el escándalo.
La decisión de crear una dirección colegiada es poco común. Pero Ferraz quiere enviar un mensaje de responsabilidad compartida y control interno.
La cúpula socialista admite que se vive una etapa delicada. Apuesta por la gestión colectiva como fórmula temporal.
Mientras tanto, la investigación sigue su curso. La UCO ha señalado a Cerdán en una posible red de pagos irregulares ligados a contratos públicos.
El caso Koldo sigue generando consecuencias políticas. El PSOE intenta ahora contener el desgaste y reorganizarse.
El próximo 5 de julio será clave. El Comité Federal podría definir un nuevo rumbo en la cúpula del partido.
Hasta entonces, la Secretaría de Organización queda en manos de cuatro voces. Un mando compartido en tiempos de crisis.
Salpicada por el caso Acuamed
La actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, estuvo vinculada a una polémica investigación por supuestas mordidas. La UCO de la Guardia Civil señaló en 2016 que, durante su etapa como ministra de Medio Ambiente, varias empresas pagaron fondos irregulares a campañas publicitarias del Gobierno de Zapatero.
Los pagos se hicieron meses antes de las elecciones de 2008. Fueron destinados a la campaña “El mar, fuente inagotable de vida”. Se abonaron más de 5,8 millones de euros a la agencia Bassat Ogilvy.

Las empresas implicadas eran adjudicatarias de obras hidráulicas. Varias de ellas trabajaban en desaladoras como la de Bahía de Alcudia o la de Alicante II. Ambas iniciativas estuvieron bajo la responsabilidad del ministerio que dirigía Narbona.
La UCO describió los pagos como un “impuesto revolucionario”. No había contrato. Solo un compromiso verbal para financiar el “Programa Agua”.
El caso Acuamed se centró especialmente en la desaladora de Torrevieja. La UTE adjudicataria pagó más de 1,7 millones en publicidad.
Después intentó que Acuamed asumiera ese gasto. Pero en la liquidación de 2014 no se incluyó ninguna partida.
El informe judicial vinculó directamente esta operativa con altos cargos socialistas. Aunque Narbona no fue imputada, su gestión quedó bajo sospecha.
Hoy, su nombre vuelve al foco político. Ahora forma parte de la cúpula que gestionará de forma interina la Secretaría de Organización del PSOE.
El partido apuesta por regeneración. Pero su pasado sigue generando titulares.
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