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Varias personas sentadas en un evento conversan mientras otras observan de pie al fondo y un recuadro muestra un acercamiento de dos de los asistentes.
POLÍTICA

Begoña Gómez y Sánchez se van al cine tras su declaración y derrota parlamentaria

Salieron por la puerta trasera y por separado, primero la mujer del presidente y unos metros detrás su marido

La noche madrileña caía sobre la Gran Vía mientras Yolanda Díaz, sentada en su escaño, veía perdida la reducción de la jornada. Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intentaba sortear dos frentes que marcan su presente político y personal. Por un lado, la derrota parlamentaria que se fraguaba en el Congreso bajo el impulso de Yolanda Díaz.

Por otro, la situación judicial de Begoña Gómez, quien esa misma mañana declaraba ante el juez, ya por un quinto presunto delito de malversación. El escenario era tenso. Sin embargo, el matrimonio decidió dejarlo todo a un lado y acudir juntos a una cita inesperada: un estreno de cine.

Hombre de cabello corto y canoso con traje azul y corbata morada hablando frente a dos micrófonos

El lugar elegido fue Cines Callao, en el corazón de Madrid. La ocasión, el preestreno de El cautivo, la nueva película de Alejandro Amenábar sobre Miguel de Cervantes. A la pareja no le esperaba precisamente un ambiente relajado.

A su llegada, a pesar de acceder por una entrada secundaria, Sánchez y Gómez fueron reconocidos de inmediato. Los abucheos no tardaron en sonar. Entre ellos, los gritos que se han convertido en un estribillo incómodo para el presidente: “¡Pedro Sánchez, hijo de puta!”.

Finalmente, Gómez salió primero, unos metros por delante, por una puerta poco concurrida. Después, Sánchez hizo lo mismo, siempre rodeado de escoltas y a paso rápido hasta el coche oficial. Una retirada discreta, calculada para evitar una nueva oleada de reproches.

El detalle no pasó desapercibido. El presidente, cuestionado en el Congreso, y su esposa, señalada en los tribunales, buscaban refugio en la oscuridad de una sala de cine.

Mujer rubia con expresión pensativa en un entorno interior.

La imagen resulta significativa. Mientras en la Cámara Baja Yolanda Díaz avanzaba en su pulso político que terminó en derrota parlamentaria para Sánchez, este optaba por una velada cultural. Un contraste llamativo entre la crisis institucional y la evasión privada.

El estreno congregó a figuras conocidas. Entre ellos, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, además de nombres del cine y la televisión como Álex de la Iglesia, Belén Rueda, Nathalie Pozas o la humorista Henar Álvarez. Una alfombra roja con rostros ilustres que poco pudo disimular los nervios que rodearon la llegada del presidente y su esposa.

La película, que se estrena oficialmente al día siguiente, narra el cautiverio de Cervantes en Argel. La trama, centrada en la resistencia y las negociaciones del escritor durante cinco años de encierro, resonó inevitablemente en un clima marcado por acusaciones, sospechas y derrotas políticas. El paralelismo fue inevitable en los corrillos: un líder atrapado entre la presión parlamentaria y los frentes judiciales familiares.

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