¿Acabará Pedro Sánchez como el secretario general de los socialistas italianos?
La confesión de Aldama pone contra las cuerdas a Pedro Sánchez
El Gobierno de Pedro Sánchez se ha visto fuertemente afectado por las declaraciones del presunto cabecilla de la 'trama Koldo', Víctor de Aldama. El pasado jueves 21 de noviembre, tuvo lugar la declaración del conseguidor ante el juez Ismael Moreno. La confesión de Aldama hizo temblar a todo el Partido Socialista.
El comisionista contó todo, y lo más grave es que, en su declaración, ha incluido como presuntos participantes de las operaciones ilegales a varios altos cargos del Gobierno, incluido el presidente. Dos vicepresidentes, varios ministros y otras figuras claves del PSOE fueron mencionadas por el conseguidor. Ante esto, Sánchez optó por negarlo todo, incluso que haya conocido a Víctor de Aldama.
Pero el presidente socialista no se esperaba la jugada maestra de Aldama. Poco más de 8 horas tras salir de la Audiencia Nacional, el comisionista fue puesto en libertad y habló ante los medios de comunicación:
Este señor tiene que saber que es mitómano y tiene alzhéimer. Cuando le preguntaron que si me conocía, no contestó, y de repente cuando sale una foto mía ya sí me conoce.
Pero la cosa no quedó allí. Aldama aseguró que tiene pruebas contundentes contra Pedro Sánchez:
Que no se preocupe el señor Sánchez que va a tener pruebas.
¿Acabará Sánchez como el italiano Bettino Craxi?
En el PSOE aseguran que todo es una mentira inventada por el señor Víctor de Aldama. Pero el destino del presidente socialista se pone color de hormiga, por lo que hemos recordado al ex primer ministro italiano Bettino Craxi.
Benedetto "Bettino" Craxi, destacado político italiano y figura prominente del Partido Socialista Italiano. Este ocupó el cargo de primer ministro de Italia entre 1983 y 1987, durante la primera etapa del pentapartito italiano.
Su carrera política se vio empañada por su implicación en la trama de corrupción conocida como Tangentopoli. En 1994, huyó a Túnez, donde vivió en exilio hasta su fallecimiento unos años después.
"Bettino" Craxi dimitió en marzo de 1987, tras casi cuatro años en el Palacio Chigi, siendo superado en duración solo por Alcide De Gasperi y Aldo Moro. Su retirada del Gobierno, aunque no del partido, estaba claramente motivada por su intención de regresar al poder en el futuro. Durante los siguientes cinco años, continuó influyendo en la formación y disolución de gobiernos.
Sin embargo, en febrero de 1992, sus planes se vieron frustrados. Esto, cuando una investigación sobre la corrupción en una obra benéfica milanesa reveló la financiación ilegal masiva y prolongada del Partido Socialista Italiano (PSI) y otros partidos.
Esta investigación, conocida como "Operación Manos Limpias", expuso la corrupción generalizada y llevó a la caída de gran parte de la clase política italiana. Desmantelando así la imagen de éxito que Craxi había construido.
Bettino Craxi, ex primer ministro socialista de Italia, inicialmente no se dio por aludido ante las acusaciones de corrupción. Sin embargo, a finales de 1993, la Justicia anunció su intención de imputarle.
El 29 de abril de ese año, la tensión era palpable en la Cámara de Diputados mientras se votaba el levantamiento de su inmunidad parlamentaria. Al día siguiente, al salir del Hotel Raphael en Roma, manifestantes enfurecidos le lanzaron monedas, algunas de las cuales rodaron sobre su calva.
Durante meses, Craxi intentó defenderse alegando que todas las grandes empresas italianas habían financiado ilegalmente a los principales partidos. Sin embargo, la ofensiva judicial era imparable.
Al no haberse presentado a las elecciones de 1994, su detención era inminente. El 5 de mayo huyó a Túnez, donde falleció en enero de 2000. "He venido aquí a defender mi libertad, y con ella mi vida", declaró al llegar.
Finalmente, fue condenado dos veces en ausencia. Una vez a 5 años y 6 meses de prisión por soborno en el juicio Eni-Sai. Y otra, a 4 años y 6 meses, por financiación ilícita en el caso de los sobornos del Metro de Milán.
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