
“Sobres y silencio: el PSOE en el epicentro del dinero negro”
La opinión de Javier García Isac de hoy, jueves 23 de octubre de 2025
Otra vez el PSOE. Otra vez el dinero en sobres. Otra vez la mentira, la corrupción y el silencio.
El juez Leopoldo Puente se pregunta de dónde salía el dinero de los sobres de los pagos en metálico a José Luis Ábalos y Koldo García, e incluso a Sánchez, que el Partido Socialista no ha sabido justificar.
Y aquí nadie se sonroja. Nadie dimite. Nadie explica.
El PSOE paga en efectivo como si viviéramos en 1985. ¿Por qué? Porque solo en efectivo se pueden esconder las mordidas, los sobresueldos y los favores.
El juez ha citado a Mariano Moreno Pavón, exgerente del partido, y a Celia Rodríguez, empleada de la Secretaría de Organización, para que expliquen lo inexplicable. Pero ya sabemos lo que pasará: balbuceos, evasivas, “no recuerdo”, y después silencio.
Esto nunca fue el caso Koldo. Es el caso PSOE.
Porque no se trata de una manzana podrida, sino del cesto entero. Los sobres de Ábalos, el dinero de Koldo, las empresas de Víctor de Aldama, las comisiones de los hidrocarburos, las mascarillas infladas, los maletines de Delcy Rodríguez… todo forma parte del mismo ecosistema: la corrupción socialista.
El juez Puente, con valor, ha roto la omertá del régimen. Ha preguntado lo que nadie se atreve a preguntar:
¿De dónde sale ese dinero?
¿Quién lo entrega?
¿Quién lo recibe?
¿Y quién da la orden desde arriba?
Porque todos sabemos que Ábalos y Koldo no actuaban por libre. Ningún fontanero político maneja cientos de miles de euros sin que Moncloa lo sepa.
Mientras tanto, la Fiscalía calla.
El mismo Gobierno que se atreve a decirnos que España es “un ejemplo de transparencia” guarda silencio ante un posible caso de financiación ilegal. Y la prensa del régimen —esa “Brunete mediática” que vive de las subvenciones y los contratos públicos— hace como que no ve, no oye y no publica.
Lo cierto es que Ábalos fue el brazo ejecutor del sanchismo, el hombre que trajo a Delcy, el que controlaba los contratos, el que abría y cerraba puertas. Si él cae, puede arrastrar a medio Gobierno. Por eso hoy nadie del PSOE quiere hablar.
Y mientras todo esto ocurre, Sánchez sonríe, viaja, posa y repite su mentira favorita: que su Gobierno es “honesto y progresista”.
Progresista sí: progresan sus cuentas corrientes, progresan sus amigos, progresan sus amantes y progresan sus tapaderas.
España está harta. Harta de sobres, de maletines, de excusas, de fiscales domesticados y de jueces perseguidos por investigar.
Si este país tuviera memoria, sabría que la historia del PSOE es la historia de la corrupción en España. Y si tuviera dignidad, exigiría ya que se investigue hasta el último euro que entró en Ferraz.
Porque esta vez no basta con Koldo ni con Ábalos.
Esta vez la llama apunta directamente a Sánchez.
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