Zapatero, el emperador oscuro del PSOE: más siniestro y peligroso que Sánchez

José Luis Rodríguez Zapatero es el auténtico emperador en la sombra del PSOE, el líder espiritual del sanchismo más fanatizado y corrupto. Los recientes chats filtrados entre el expresidente y José Luis Ábalos ponen de manifiesto una realidad inquietante: Zapatero no solo reconoce con descaro su amistad con Delcy Rodríguez, vicepresidente del narcoestado venezolano, sino que reafirma públicamente su complicidad con un régimen que asesina opositores y persigue disidentes políticos.

Este PSOE de hoy, profundamente marcado por Zapatero, tiene poco que ver con el partido de González, más pragmático, menos ideologizado, pero seguramente, igual de corrupto. El PSOE de Felipe González fue artificialmente impulsado desde fuera, con financiación extranjera y el beneplácito de los servicios secretos del franquismo en su recta final. Se fundió con aquel PSOE del exilio, desaparecido durante cuarenta años, mientras sus dirigentes se mataban por repartirse lo saqueado tras la Guerra Civil española. Zapatero es quien culmina ese proceso de unificación, dando a luz un PSOE ideológicamente extremo, corrupto hasta la médula y convertido en instrumento estratégico del chavismo en Europa.

La influencia de Zapatero no termina ahí. Él es el padre intelectual del fanatismo climático convertido en religión secular, impulsor del feminismo radical y de la ideología woke. Fue Zapatero quien, de forma intencionada, dejó abiertas las puertas al golpismo separatista catalán al afirmar irresponsablemente que aceptaría "todo lo que viniera de Cataluña". Con estas declaraciones, legitimó los desvaríos nacionalistas que hoy ponen en jaque la unidad nacional.

La figura de Zapatero es más oscura y siniestra de lo que se quiso reconocer. Subestimamos gravemente su capacidad de daño, burlándonos de su ignorancia aparente mientras él transformaba radicalmente la nación desde sus cimientos. Zapatero nos dijo claramente a través de Iñaki Gabilondo que había que "seguir tensionando", alimentando deliberadamente la división social y política que hoy caracteriza a España.

Zapatero fue el primero en declarar que España era un "concepto discutido y discutible", mostrando así su intención profunda de acabar con cualquier rastro de unidad nacional. Su objetivo es un Estado plurinacional, una España diluida, desdibujada en multiculturalismos y comunidades enfrentadas. Por ello, no duda en apoyar la marroquinidad de Ceuta y Melilla, en un acto que podría calificarse directamente de alta traición.

Y mientras tanto, Zapatero incrementa sospechosamente su patrimonio personal y realiza constantes viajes a Caracas, epicentro del régimen chavista, que aún esperan una explicación pública convincente. Es imprescindible recordar que fue también él quien sentó las bases jurídicas e ideológicas que hoy podrían llevar incluso a la ilegalización de partidos políticos, incluido el Partido Popular, incapaz durante sus mandatos de derogar las leyes que Zapatero dejó instaladas como trampas ideológicas.

Zapatero es mucho más que un expresidente: es el arquitecto oscuro de la deriva actual del PSOE y, por extensión, de España. Mucho más peligroso aún que Pedro Sánchez, al que dirige desde la sombra, marcando el rumbo hacia la destrucción nacional. Zapatero es hoy, sin duda alguna, el mayor enemigo interno de España, el auténtico cerebro de una transformación perversa que busca acabar con todo lo que somos.