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Hombre de cabello corto y canoso con expresión seria y labios apretados, vistiendo camisa verde, en un ambiente interior con personas al fondo desenfocadas
OPINIÓN

La gran estafa socialista: siete años gobernando y aún dicen necesitar más tiempo

El socialismo español es una estafa continuada en el tiempo. Y la factura, como siempre, la paga el pueblo español

Pedro Sánchez vuelve a pedirnos paciencia. Rodeado de corrupción, con su esposa imputada, con sus ministros manchados por escándalos, con el partido enredado en tramas de nepotismo,  el presidente nos dice que necesita “más tiempo”  para solucionar el problema de la vivienda. El cinismo no tiene límites: llevan siete años gobernando y siguen actuando como si fueran una oposición recién llegada al poder.

La vivienda, como tantas otras cuestiones vitales, nunca ha sido prioridad para la izquierda. Es más, cada vez que tocan el tema, lo hacen desde el sectarismo ideológico y no desde la eficacia. Prefieren hablar de okupas, de limitar los precios del alquiler o de grandes discursos sociales que jamás se traducen en ladrillos ni en casas reales. Lo único que de verdad hacen es quitar placas de viviendas construidas durante el franquismo, borrando de la memoria colectiva que fue gracias a ministros como José Luis de Arrese o José Utrera Molina que millones de españoles accedieron por primera vez a un techo digno. La izquierda presume de solidaridad y justicia social, pero fueron Franco y su régimen quienes dotaron a España de pantanos, carreteras, hospitales y viviendas populares que todavía hoy siguen en pie.

El PSOE y sus socios no construyen nada, solo destruyen. Quitar placas de cooperativas levantadas hace más de medio siglo, borrar nombres de hospitales o rebautizar pantanos: ese es todo su balance. Reescriben la historia para tapar su corrupción y su inutilidad. Porque la verdad es incómoda: ellos no han hecho nada, ni saben cómo hacerlo. Su única obsesión es manipular la memoria colectiva para convencernos de que antes de ellos no existía nada.

Hombre de cabello corto y canoso con expresión seria y labios apretados, vistiendo camisa verde, en un ambiente interior con personas al fondo desenfocadas

La mentira alcanza niveles grotescos cuando escuchamos al ministro Óscar Puente hablar del caos ferroviario. Reconoce, sin rubor, que los trenes llevan catorce años sin ser sustituidos. Pero omite un detalle esencial: su partido lleva gobernando los últimos siete. ¿De quién es entonces la culpa? Según el PSOE, siempre de otro: del pasado, de la derecha, del franquismo, del clima o de Europa. Nunca de ellos. El mismo Puente nos advierte que el caos ferroviario durará dos años más. Y se queda tan ancho. Como si el pueblo español tuviera que resignarse a vivir eternamente en el desastre por decreto socialista.

Lo mismo ocurre con los incendios, con las inundaciones, con la gota fría en Valencia o con la gestión del volcán de La Palma. Siempre actúan como si fueran oposición. Llegan tarde, mal y nunca asumen responsabilidades. Son especialistas en buscar culpables ajenos: el cambio climático, las comunidades autónomas, la meteorología. Todos menos ellos, que ocupan la Moncloa y controlan ministerios, presupuestos y recursos públicos.

El PSOE es la gran estafa permanente. Una estafa que consiste en gobernar como si no gobernaran, en culpar a otros de su ineptitud, en seguir prometiendo soluciones para problemas que ellos mismos agravan. Nos hablan de más tiempo, de paciencia, de planes de futuro, cuando lo que necesitan es más dinero y más poder para seguir manteniendo su red clientelar.

Sánchez, rodeado de la podredumbre que corroe a su partido y a su familia, se atreve a pedir más tiempo. ¿Más tiempo para qué? ¿Para seguir hundiendo la economía? ¿Para seguir entregando la soberanía nacional a separatistas y golpistas? ¿Para seguir tapando los escándalos de su entorno a costa del erario público?

La izquierda española es incapaz de construir, solo sabe derribar, manipular y empobrecer. La historia lo demuestra: donde gobernaron, quedó el fracaso. Y cuando les toca rendir cuentas, la culpa siempre es de otro. Nos piden paciencia, cuando lo que urge es desalojarlos del poder. Porque siete años después, ya no queda duda: la vivienda, el ferrocarril, la sanidad, la educación y la economía están mucho peor que cuando llegaron.

El socialismo español es una estafa continuada en el tiempo. Y la factura, como siempre, la paga el pueblo español.

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