
PSOE, UCO y la mafia del poder: cuando el Estado se convierte en tapadera del crimen
La opinión de Javier García Isac de hoy, martes 27 de mayo de 2025
Cuando uno cree haberlo visto todo, el PSOE vuelve a superar los límites del descaro y el delito. La última revelación, publicada por el digital El Confidencial, pone los pelos de punta: una conocida fontanera del PSOE —esa figura oscura que actúa en las alcantarillas del poder— con vínculos directos con Santos Cerdán, el actual número dos del partido, maniobraba para desprestigiar al teniente coronel Antonio Balas, uno de los principales responsables de la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil). ¿El objetivo? Invalidad los informes que destapan la corrupción que salpica de lleno al entorno del presidente Pedro Sánchez y al propio Cerdán.
Esto no es una anécdota. Esto no es un episodio más de desgaste político. Esto es la prueba palpable de que el Partido Socialista se comporta como una auténtica organización criminal, con tentáculos que alcanzan no solo a las instituciones del Estado, sino también a las fuerzas de seguridad encargadas de investigar sus desmanes.
El teniente coronel Balas, funcionario ejemplar y con una trayectoria intachable, ha tenido la osadía —el valor— de no arrodillarse ante el poder. Y como respuesta, el PSOE ha activado su maquinaria de destrucción: filtraciones interesadas, rumores cuidadosamente sembrados, presiones internas, todo para desacreditar al hombre que se ha atrevido a sacar a la luz la podredumbre que emana del núcleo del sanchismo.
¿A quién responde esta fontanera?
No hablamos de una militante cualquiera, hablamos de María Leire Díez Castro, exteniente alcalde de Vega de Paz en Cantabria, y consejera de algunas empresas públicas. Hablamos de una operadora bien engrasada en los mecanismos de control interno del PSOE, una "comisaria política" en la sombra, que responde a los intereses del aparato. Y ese aparato tiene nombre y apellidos: Santos Cerdán, el amigo de Koldo, el sustituto de Ábalos, el hombre encargado de mantener viva la estructura clientelar que ha hecho del PSOE una red de favores, contratos y blindajes judiciales.
Santos Cerdán es hoy el rostro más visible del socialismo más oscuro. Se pasea por platós, da entrevistas edulcoradas, pero en la trastienda dirige operaciones como esta. Porque lo que ha salido a la luz no es más que la punta del iceberg. ¿Cuántos otros investigadores, fiscales o jueces han sido objeto de campañas de desprestigio similares por parte de los sicarios mediáticos del PSOE?. Está fontanera afirmó con rotundidad: “Si Balas está muerto, mejor”.
La mafia de la rosa roja
Estamos ante un partido que actúa como una mafia. No lo digo como hipérbole, lo digo con todas las letras. Una mafia no es solo una organización que roba: es una organización que, cuando es investigada, intenta destruir a quien la investiga. Una mafia no se somete al Estado de Derecho: lo infiltra y lo pervierte. Y eso es exactamente lo que está haciendo el PSOE.
El "caso Balas" recuerda al modus operandi de las grandes organizaciones criminales: primero se vigila al investigador, luego se busca su punto débil, y después se lanza una campaña de acoso, mediática o judicial, para desactivar su testimonio. Todo con el objetivo de proteger a los verdaderos culpables: en este caso, a los amigos del poder, al entorno familiar del presidente, a los gestores de chiringuitos públicos, y a los correos del dinero venezolano.
¿Y qué hace el PSOE? Victimizarse.
En lugar de dar explicaciones creíbles, en lugar de abrir una comisión de investigación, en lugar de poner su estructura al servicio de la transparencia, el PSOE vuelve a echar mano del argumentario más manido: la culpa es de la "ultraderecha". La misma ultraderecha que, al parecer, infiltra la UCO, la Fiscalía Europea, la prensa independiente, los jueces que instruyen causas contra Begoña Gómez y los diputados que preguntan en el Congreso.
Es el colmo del cinismo. El partido más corrupto de la historia reciente de España, un partido que acumula condenas por los ERE, por los cursos de formación, por las mordidas en adjudicaciones irregulares, por las colocaciones de amigas en empresas públicas , por los sobresueldos de amigotes, por el aforamiento en Extremadura y por la financiación bolivariana, pretende ahora presentarse como víctima de una conspiración. ¡Y todavía hay quien les aplaude!
No se les puede dar la espalda
El PSOE no está en crisis. El PSOE está en descomposición. Y cuando un cuerpo se descompone, desprende un olor que ya es imposible ocultar. Por eso recurren al desprestigio, a la amenaza, al chantaje. Por eso activan a sus fontaneros. Porque ya no pueden controlar los tiempos judiciales ni los medios independientes. Y porque saben que si cae uno, caen todos.
Antonio Balas no será el último en ser atacado. Vendrán más. Porque el PSOE, cuando se ve acorralado, no duda en lanzarse al barro. No duda en usar al Estado para protegerse. No duda en convertir en enemigo a todo aquel que no se pliegue. También lo intentaron con el juez Juan Carlos Peinado.
Por eso es urgente alzar la voz. Por eso hay que desenmascararlos. Porque lo que está en juego no es solo la honorabilidad de un teniente coronel de la UCO. Lo que está en juego es la posibilidad de que aún quede algo de justicia en España. Algo de verdad. Algo de libertad.
Y eso, con el PSOE en el poder, cada vez es más difícil de encontrar.
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