
Notición en Casa Real: la princesa Leonor ha tomado una decisión y será emocionante
La princesa Leonor causa un gran revuelo tras ir a Ceuta, una visita simbólica que ha enfadado a Marruecos
Casa Real vuelve a ocupar titulares con un notición protagonizado por la princesa Leonor. En una visita discreta a Ceuta, la heredera al trono ha tomado una decisión emocionante que tiene una gran carga institucional. A diferencia de su abuelo, el rey Juan Carlos, Leonor ha optado por dar visibilidad a todos los territorios españoles, incluso a aquellos que siguen generando tensiones políticas.
Esta determinación no ha pasado desapercibida, y desde Marruecos han surgido críticas muy duras. Medios locales interpretan su presencia como una reafirmación de soberanía por parte de España. ¿Hasta qué punto la visita de la princesa supone un mensaje diplomático?

La prensa de Marruecos critica la llegada de la princesa Leonor a Ceuta
La llegada de Leonor a Ceuta, en plena formación militar en el Blas de Lezo, no ha sido un acto oficial de la Casa Real. Sin embargo, su mera presencia ha sido interpretada como un gesto de gran simbolismo. No acudió en coche oficial ni en avión real, sino como una cadete más.
Aun así, desde el otro lado del Estrecho, la reacción ha sido inmediata. Medios como Kawalisrif o Bladna24 han publicado artículos de tono crítico que señalan la visita como una afrenta diplomática. Para Marruecos, la presencia de Leonor “en tierra ocupada” refuerza lo que consideran una “ocupación encubierta” por parte de Madrid.
Desde Kawalisrif se lanzaron acusaciones en un artículo sin firmar: “El trono no olvida sus colonias”, afirmaban en tono desafiante. Señalan que Leonor llega a “una tierra que Madrid nunca ha reconocido como disputada y que considera parte integrante del territorio nacional, ignorando los clamores de la historia, la geografía y la vecindad”.
La crítica se centró en la llegada a bordo de la fragata y la participación en actos como el Sábado Legionario. La música que la recibió tampoco pasó desapercibida: el pasodoble La Banderita, símbolo de la Guerra de Marruecos. “Madrid escribe sus memorias a Rabat con tinta militar… ¡Aunque estén adornadas con una sonrisa principesca!”, criticó el medio.

Desde Bladna24, un medio menos incendiario y crítico, se advertía que la visita “no pasará desapercibida en los círculos políticos marroquíes”. Consideran que, aunque no fue oficial, la estancia de la princesa en Ceuta tiene implicaciones diplomáticas de fondo. “Se trata de una visita no oficial, pero cargada de significados políticos e históricos profundos”, aseguraban en su análisis.
Además, el diario resaltó que las mujeres marroquíes de Ceuta y Melilla eran “testigos de la tensión silenciosa entre Madrid y Rabat”. La interpretación en la prensa de Marruecos es clara: la visita de la heredera al trono forma parte de una estrategia silenciosa de reafirmación territorial.
La princesa Leonor ha tomado la decisión de reforzar su papel como futura reina
Más allá de las polémicas, la visita se caracterizó por la sobriedad. La princesa Leonor se alojó en un céntrico hotel de Ceuta y apenas se dejó ver, salvo en el acto militar. Hubo una comida privada en el restaurante Oasis, en el mirador del monte El Hacho, junto a la ermita de San Antón.
La princesa Leonor acudió como una cadete más. No hubo saludos institucionales ni ruedas de prensa. Sin embargo, el simbolismo era imposible de ignorar: Ceuta recibía a un miembro de la Casa Real 18 años después de la visita del rey Juan Carlos y la reina Sofía.
La diferencia fundamental es que aquella visita fue política. Esta, en cambio, ha sido parte de una agenda formativa. Sin embargo, el efecto ha sido similar: reavivar un conflicto latente con Marruecos, especialmente sensible en un momento de relaciones frágiles entre ambos países.
Por ello, la decisión de la princesa Leonor de mantener su agenda sin evitar territorios sensibles es vista como un paso firme en su preparación como futura reina. A diferencia de otros miembros de Casa Real, ella no ha evitado escenarios delicados, sino que ha acudido con discreción. Lo ha hecho sin opacar su rol de cadete, pero dejando clara su implicación con todas las regiones españolas.
Este tipo de gestos pueden parecer menores, pero en el protocolo monárquico están cargados de significado. Optar por Ceuta en plena instrucción militar no es casual. La sobriedad, el respeto a los protocolos castrenses y la ausencia de gestos políticos explícitos refuerzan la idea de una monarquía moderna y cercana.
La princesa Leonor no necesita pronunciar discursos ni hacer grandes proclamas. Su decisión de estar presente ya es, en sí misma, un mensaje, que ha sido recibido con entusiasmo en Ceuta y con recelo en Rabat. Y, quizás, ese contraste sea una muestra clara de su capacidad para representar a España desde una visión unitaria y firme.
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